El uso de estos aditivos permite una rápida fermentación inicial y así se evita la proteólisis en las primeras etapas de elaboración del ensilaje. Son enzimas e inoculantes que tienen la ventaja de no ser corrosivos y transformar parte de la fibra de la celulosa y hemicelulosa en azúcar.
Rolando Demanet Filippi, ingeniero agrónomo de Facultad de Ciencias Agropecuarias y Forestales de la Universidad de La Frontera (Chile), aseguró que los aditivos biológicos están constituidos por bacterias como Lactobacillus plantarum y Lactobacillus buchneri.
Se trata de bacterias homofermentativas, heterofermentativas o una combinación de ambas que, en general, poseen actuaciones diferidas en el proceso de ensilado cuando están presentes. (Lea: ¿Qué son los inoculantes para silos y cómo funcionan?)
El proceso de acidificación de la masa del ensilaje se inicia con la intervención de la bacteria homofermentativa (produce solo ácido láctico) L. plantarum, que coloniza el forraje fresco en forma rápida y competitiva, fermentando una alta diversidad de sustratos.
En forma simultánea, pero con mayor presencia en etapas posteriores a la acción de L. plantarum, actúa la bacteria heterofermentativa (produce ácido láctico y otras sustancias) L. buchneri que domina el sistema hasta el final, debido a su mayor tolerancia al ácido acético.
En forma natural, las plantas ensiladas poseen estas bacterias, pero su concentración y eficiencia se supone menor al de las bacterias contenidas en los aditivos biológicos. (Lea: Conozca el paso a paso en la preparación de un buen ensilaje)
Por esta razón, el uso de aditivos biológicos en el proceso de ensilaje permite acelerar el proceso de fermentación ácido-láctica, accediendo en forma rápida a la estabilización de la masa y reduciendo las pérdidas que ocurren los ensilajes de lenta y mala fermentación.
Los aditivos para ensilaje se utilizan para mejorar la recuperación de nutrientes, prolongar la estabilidad aeróbica y, en algunos casos, mejorar el rendimiento animal. Este propósito se logra a través de la inhibición del crecimiento de microorganismos indeseables, lo que evita el deterioro del forraje y minimiza las pérdidas de nutrientes y energía.
A pesar de su eficiencia, estos aditivos no solucionan todos los problemas generados en la producción de ensilajes como la elaboración con material de mala calidad, altos y bajos contenido de materia seca del forraje, presencia de tierra, mala compactación y sellado, entre otros.
En el mundo existe una alta oferta de aditivos para ensilajes con una amplia gama de bacterias ácido-lácticas y enzimas de alta eficiencia que aceleran la fermentación y reducir las pérdidas. (Lea: ¿Cómo obtener niveles bajos de nitrógeno amoniacal en los ensilajes?)
La elección del tipo de aditivo está directamente relacionada con el tipo de forraje, forma de elaboración, tipo de silo, especies de bacterias y concentración en el aditivo, además del costo del producto por tonelada de forraje ensilado.
La mayoría de los aditivos biológicos poseen cepas de bacterias de última generación. Su calidad se prolonga según la viabilidad del producto, por ello antes de utilizarlo se debe verificar en forma estricta la fecha de vencimiento y las condiciones de almacenamiento.
El uso de aditivos biológicos permite aumentar entre 2 a 3 veces la concentración de ácido láctico en los ensilajes respecto a los forrajes ensilados en forma natural, con lo cual se obtiene un material estabilizado en menor tiempo y de calidad superior al producto naturalmente fermentado.
En la elección del aditivo hay que considerar el tipo de bacterias que posee y su concentración. En todos los ensilajes es necesario contar con la bacteria L. plantarum. Sin embargo, en aquellos que sufrirán una exposición aeróbica prolongada, es absolutamente necesario, además de la bacteria homofementativa antes mencionada, contar con una bacteria heterofermentativa que reduzca el impacto aeróbico como es L. buchneri.