El estrés en los bovinos comienza a ser uno de los indicadores cuando se presentan muestras de dolor. Conozca cuáles son los tipos de estrés que puede atravesar un semoviente y sus distintas consecuencias.
Cuando un animal está enfrentado a una situación de dolor, puede generar estrés en diferentes manifestaciones que tienen repercusiones graves para la rentabilidad de la explotación ganadera. Generalmente, este dolor es ocasionado por los mismos humanos que se encargan de manejar al animal durante todas sus etapas de vida. (Lea: ¿Qué tanto piensa usted en el dolor que pueden sentir sus animales?)
De acuerdo con lo expresado en la charla de Fedegán llamada ‘Dolor y estrés asociados a la baja productividad bovina’ por Alexander Archila Barrera, médico veterinario especialista en Producción animal y magíster en Ciencias veterinarias, quien actualmente es el asistente técnico en rumiantes para Colombia de laboratorios Boehringer, el estrés no es más que una respuesta fisiológica del organismo ante alguna situación adversa o amenazante.
“Afortunadamente ya hay mucha investigación reciente donde se aborda el tema del estrés. Esta respuesta fisiológica del animal genera que este quiera enfrentarse o que huya. Este es desencadenado principalmente por la acción del ser humano”, menciona Archila Barrera.
Durante la conferencia, el experto sostiene que hay 4 tipos de estrés: calórico, hídrico, nutricional y de manejo. CONtexto ganadero le explica de qué se trata cada uno. (Lea: ¿Sabe usted cuáles son las afectaciones del estrés en la reproductividad?)
Estrés calórico: “Este implica que se involucre la radiación solar, la misma velocidad del viento, temperatura del aire y la humedad ambiental”, comenta Archila Barrera.
Este incide en la intensidad del estro, lo que quiere decir que la vaca no va a entrar en celo. Además los animales no van a producir la misma cantidad de leche, puesto que no van a ganar la misma cantidad de gramos diariamente.
“En el caso de los machos hay una ausencia del libido y de la calidad seminal debido al estrés calórico”, expone el experto.
Estrés hídrico: Es un exceso de humedad que se presenta principalmente durante las temporadas de invierno. Durante estos días se puede presentar mucho malestar en los animales, pues los terrenos se llenan de barro, dificultando la movilización y limitando la oferta de forraje en los potreros.
“Aquí es donde hay muchos problemas podales y una cantidad de enfermedades, porque son animales que están inmunosuprimidos, por lo que están expuestos a muchos parásitos”, asegura Archila Barrera.
Estrés nutricional: Este se presenta por la falta de comida que puede causar un grave efecto en el organismo y la fisiología de la res o el toro. “Realmente es fácil que se baje pero es muy difícil que el animal vuelva a recuperar la condición corporal”, añade Archila Barrera.
El experto sostiene que lo importante no es dar una cantidad de alimento grande, sino proveer los nutrientes necesarios para que el sistema del vacuno funcione correctamente y para que este no se estrese.
Estrés de manejo: Está enfocado en la relación entre el humano y el animal, lo que se verá reflejado en el comportamiento y productividad de este último.
Muchas veces el bovino se acostumbra a una sola persona, por lo que cuando se les cambia, se puede producir estrés en el animal. (Lea: Cambios fisiológicos en un bovino cuando se estresa)
“Los tratos bruscos, fuertes o hasta los gritos pueden generar debilitamiento en los semovientes, lo que produce estrés”, dice el experto.
Finalmente Archila Barrera concluye que cuando un animal es manso se puede tener una producción de leche superior entre un 20 y 25%, en contraste con los que se estresan, generando así pérdidas importantes en la rentabilidad de la explotación ganadera.