Según el Módulo “La amonificación de los residuos de cosecha” de Fedegán-FNG, este proceso permite conservar los almidones y azúcares, de alto valor energético, en la forma original en la que se encuentran en el alimento, evitando su pérdida por fermentación al convertirse en alcoholes.
De acuerdo con Juan Fernando Cardona Mejía, autor del texto, las bacterias, hongos y demás microorganismos de la flora ruminal del bovino aumentan su población por el consumo de nitrógeno no proteico que adquieren del amoníaco de un suplemento.
Como apuntó el especialista, de esto depende que los rumiantes puedan aprovechar los nutrientes de los forrajes toscos y de baja digestibilidad que se producen normalmente en el trópico. (Lea: Pasos para realizar la amonificación en época de sequía)
Como fuentes de energía de alta y rápida fermentación se pueden utilizar, entre otros, los azúcares contenidos en el jugo de la caña, la melaza, el melote de trapiche panelero, la vinaza como residuo de la fabricación de licores y las frutas maduras.
También es fuente de energía el almidón contenido en las raíces y tubérculos como la yuca, el banano y el plátano verde de desecho, en los granos y tortas de cereales y en los subproductos de aceites como el palmiste, con los que se preparan los concentrados comerciales.
La muerte y reemplazo diarios de una proporción de la flora ruminal puede elevarse hasta tres veces (desde 0,8 hasta 2,3 kg de MS/día), y es utilizada por los rumiantes como fuente de proteína sobrepasante de alta calidad, que es absorbida en el intestino.
El zootecnista explicó que esta mayor cantidad de proteína sobrepasante, disponible para el metabolismo del animal, permitirá lograr una mayor producción de carne y/o de leche. (Lea: ¿Qué residuos de cosecha puede amonificar para ofrecer a su ganado?)
Así pues, la ruptura de las cadenas de lignocelulosa, causada por el proceso de amonificación, libera a la celulosa y a la hemicelulosa, logrando de este modo que sean digeridas por la flora ruminal, como fuentes de energía.
El amonificado conserva las proteínas verdaderas, sean fermentables en el rumen o pasantes al intestino, contenidas originalmente en los materiales tratados. (Lea: ¿Cómo obtener niveles bajos de nitrógeno amoniacal en los ensilajes?)
Existe el riesgo de que por el excesivo y continuo sobrecalentamiento del material amonificado húmedo, almacenado herméticamente, no compactado y expuesto al sol directo, se produzca una sustancia tóxica que causa incoordinación motora e histeria en los bovinos.
Por tal motivo, se insiste en hacer las pilas o torres del material amonificado bajo techo o a la sombra densa de árboles, cubierto herméticamente con una lámina o empacado en bolsas plásticas cerradas. Con esto no se queda por calentamiento excesivo y repetido.
Los subproductos de cosecha amonificados pueden se suministrados directamente a los bovinos. Es conveniente dar algo de aireación, se realiza normalmente en la pila cuando es destapada parcialmente para suministrar el residuo amonificado a los bovinos.
La paja de arroz amonificada suministra grandes cantidades de celulosa y de nitrógeno no proteico. La primera se convierte en energía digestible y el nitrógeno no proteico en proteína verdadera por efecto de los microorganismos del rumen.
Es importante tener en cuenta que cuando se suministra residuos de cosecha o tamos, también debe suministrarse alimentos concentrados que faciliten la conversión de residuos en alimento y suministren proteína de alta calidad y minerales.