Desde hace varios años, iniciativas como la de Ganadería Colombiana Sostenible (GCS) o proyectos de Agrosavia le han apostado a la conservación de bosques nativos en sistemas silvopastoriles (SSP) para la producción pecuaria, pues son más resistentes a la escasez de agua.
Nelson Pérez Almario, investigador máster en el Centro de Investigación Nataima de la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Agrosavia), ha centrado su trabajo en aprender los beneficios de las especies forrajeras nativas en los SSP.
“Para nosotros, es mucho más importante contar con estas especies porque ya están adaptadas y no tenemos que hacer esfuerzos como ocurre con las especies introducidas”, indicó. (Lea: Así será el Observatorio Regional de Ganadería Ambientalmente Inteligente)
El investigador explicó que ha adelantado estudios en las zonas secas de Huila y Tolima, aquellas que son más deprimidas y más complicadas para hacer ganadería, pues en sitios con abundante recurso hídrico no es difícil implementar una explotación pecuaria.
“El reto está en hacer ganadería donde no hay agua, que es la zona sur del Tolima, la zona norte del Huila, La Guajira y parte de Cesar. Allí es bien complicado tener animales, pero hay que hacerlo porque los ganaderos ya están y uno no puede apartarlos por la falta de agua”, agregó.
Los estudios han determinado que las especies forrajeras adaptadas requieren menos líquido y son más fáciles de manejar, presentando mejores oportunidades para los productores. (Reportaje: El proyecto para instalar sistemas silvopastoriles a menor costo)
A pesar de su conveniencia y de su potencialidad, Pérez explicó que muchos ganaderos no han aprendido a utilizarlas. Por ejemplo, en Tolima y en Huila están analizando 7 especies nativas que pueden ser involucradas rápidamente en SSP para mayor facilidad.
“De más de 30 tipos que hemos investigado en el país, nos hemos quedado con los mejores, los de mayor proyección. Entre estas se encuentra el guácimo, el gomo, el bohío, el bayo, el iguá, el carbonero, el ‘pata de vaca’, el ciruelo ácido, complementando con la conocida leucaena”, precisó.
El funcionario de Agrosavia reiteró que no todas las plantas funcionan para todo el país, sino que se debe evaluar cuáles tienen mejor comportamiento adaptativo según el ambiente para dar los mejores resultados. (Reportaje: Plantas nativas, más virtudes que molestias para la ganadería)
Pérez recordó el documento No solo pastos come el ganado, que fue elaborado por un equipo del cual fue integrante, y que detalla una lista de árboles apropiados para alimentar a rumiantes. El informe fue elaborado en 2003, pero en los últimos años se han añadido más especies.
“Han entrado otras plantas muy buenas que son nuestras porque son nativas y las estamos desaprovechando”, concluyó el investigador máster de Agrosavia.