También conocidos como microminerales, son nutrientes que al igual que las vitaminas, no aportan energía pero sí realizan otras funciones importantes en la salud, reproducción y productividad del ganado. Los elementos traza más importantes en el ganado son el selenio (Se), cobre (Cu), zinc (Zn), yodo (I), cobalto (Co), manganeso (Mn) y hierro (Fe). Son esenciales en cantidades muy pequeñas, de menos 100mg/kg de materia seca, y necesarios para el funcionamiento de casi todos los procesos bioquímicos del cuerpo. De acuerdo a un artículo publicado por la experta Anna Fernández Oller, los productores olvidan suministrar los microminerales en la dieta del animal, dando por sentado las cantidades que se requieren. (Lea: Los nutrientes minerales que requiere la vaca en el periparto) Apuntó que aunque son necesarios para un óptimo crecimiento y reproducción o para estimular la respuesta inmune, es difícil percibir el impacto que provoca la ausencia de estos elementos, pues los síntomas no siempre son evidentes. Por ejemplo, el hierro que forma parte de la hemoglobina transporta el oxígeno de los glóbulos rojos desde los pulmones a los tejidos. Las mayores necesidades las presentan los animales lactantes, que lo obtienen de la leche, mientras que los bovinos adultos la obtienen de los forrajes. De otro lado, el cobre es importante para el crecimiento y al integrar diversas enzimas, facilita la absorción del hierro y mantiene la estructura del hueso. Su carencia puede producir atrofia de la mucosa intestinal y producir diarreas. (Lea: Vacunas y minerales, indispensables para una inseminación exitosa) El ganado requiere 10 ppm (partes por millón), que se encuentran generalmente en leguminosas y harinas de semillas, que tienen entre 10 y 30 ppm. Para contrarrestar la deficiencia, se pueden ofrecer sales mineralizadas o fertilizar los suelos con soluciones cúpricas. Hay que tener en cuenta que una ingesta excesiva puede generar graves problemas, por eso debe consultarse a un experto a la hora de recurrir a estas alternativas. En cuanto al selenio, se ha revelado como un agente antioxidante que funciona junto con la vitamina E así como también participa en el metabolismo de las grasas, siendo fundamental para el normal funcionamiento del páncreas. (Reportaje: Importancia de los minerales en el ganado lechero) Este micromineral se encuentra en concentrados y forrajes dependiendo del suelo donde se cultivan. Una deficiencia de selenio puede ocasionar distrofia muscular nutricional o enfermedad del músculo blanco, en la cual los bovinos presentan estriaciones blancas y puede afectar el músculo cardíaco, provocando muerte súbita. El zinc está distribuido en todo el organismo, desde la piel y el pelo hasta los órganos sexuales. Cuando el ganado no lo consume en suficientes cantidades, pueden presentarse anomalías en estas áreas y degenerar en paraqueratosis, o endurecimiento de la piel. El manganeso es un componente de enzimas que interviene en la formación del hueso y el metabolismo de carbohidratos y grasas. El trigo y el arroz, así como los forrajes, contienen cantidades suficientes para los rumiantes. El yodo está relacionado con la síntesis de hormonas tiroideas. La deficiencia puede conducir al bocio, una glándula tiroides agrandada. Para ello, deben darse sales iodadas o yodo en polvo, mezclado con sal de roca y cobalto ionizado. (Lea: ABC para aprender a dar vitaminas al ganado) Finalmente, este último elemento funciona como integrante de la vitamina B12 e interviene en el metabolismo de los glúcidos. Cuando hay deficiencia en animales de pastoreo, se debe hacer un aporte de ella.