Una granja nodriza tiene como objetivo producir un ternero por vaca y año. Conozca cómo debe ser el manejo del ternero y productividad de este tipo de bovinos.

Se entiende por vaca nodriza a aquella que amamanta a la cría que perdió a su progenitora biológica. Este término hace referencia a un sistema de crianza que para el caso de la vaca de carne debería quedar gestante durante el tercer mes de lactación, después de haber superado un periodo de involución uterina y de anestro posparto. (Lea: Conozca los 3 significados del concepto “vaca nodriza”)

El efecto negativo de la crianza sobre la función reproductiva depende de la forma importante de la frecuencia, intensidad, y duración del amamantamiento, es decir, de si el ternero tiene acceso libre o restringido a su madre, sí como del número de terneros criados y de la duración de la lactación.

Este tipo de vacas son capaces de recocer a su ternero mediante la vista o el olfato, y solo la eliminación de ambos sentidos impediría el reconocimiento del ternero, anulando la inhibición que ejerce el amamantamiento sobre la secreción de LH.

En estas granjas nodrizas se requieren periodos de restricción con una duración superior a 6 días para conseguir la ovulación en vacas con condición corporal baja, especialmente en el caso de hembras primíparas. La duración del amamantamiento se relaciona directamente con la ganancia media diaria de los terneros, mientras las vacas con acceso libre a sus terneros pierden más peso durante la lactación.

Cuando las vacas nodrizas tienen condiciones de acceso libre en estabulación, el ternero mama de su madre entre 6-7 veces al día, con una duración de cada amamantamiento de 9-10 minutos alrededor de una hora al día, de acuerdo a lo explicado por un artículo de Javier Álvarez, Agustí Noya, Isabel Casasús, Leire Lopez, Jorge Palacio y Albina Sanz.

Estos mismos autores exponen que los periodos de amamantamiento en condiciones de accesos libres en estabulación se distribuyen a lo largo del día a intervalos regulares máximos de 7-8 horas, lo que refleja su periodo máximo de saciedad.

Para el caso de condiciones de alimentación en pastoreo, el ternero reduce el número de amamantamiento de la madre de 10 a 8 veces al día entre el primer y el cuarto mes de lactación, lo que contribuye al restablecimiento de la actividad reproductiva de las vacas.

Esta reducción del número de amamantamientos diarios es más marcada en vacas con buen estado de carnes, sin que afecte negativamente a la ganancia del ternero.

De acuerdo con los autores, el sistema de amamantamiento del ternero afecta a la recuperación de peso vivo y la duración del anestro posparto.

En los sistemas extensivos, especialmente cuando el parto tiene lugar en invierno después de un periodo de subnutrición alimentaria, sería necesario restringir el acceso del ternero durante la crianza para no comprometer los resultados productivos y reproductivos de la vaca nodriza. (Lea: La apuesta por defender y potenciar la producción de vacas nodrizas)

Sin embargo, como mencionan los investigadores en su artículo, esta restricción no afectaría al establecimiento del vinculo materno- filial. Pero requiere una planificación para agrupar los partos y la instalación de vallas que permitan la separación diaria del ternero durante los primeros meses de lactación.