Para muchos hatos lecheros la mastitis es la enfermedad más común en vacas adultas y los costos asociados pueden llegar a ser importantes.
La mastitis subclínica, aquella que no se ve, pero se manifiesta como células somáticas elevadas, generalmente ocasiona la mayor parte de las pérdidas.
Un recuento alto de células somáticas en el tanque puede implicar pérdidas de bonificación, pero la pérdida principal radica en la pérdida de producción en vacas infectadas por destrucción del tejido productor de leche, según un artículo publicado en el portal todolecheria.com.ar. (Lea: 3 pasos para reducir la mastitis en su finca)
Sin embargo, los costos más visibles se asocian a la mastitis clínica: la que se ve y se trata. El costo de los antibióticos y anti-inflamatorios, la leche desviada o tirada, las vacas que hay que vender o mancar porque no se curan son todos costos que saltan a la vista. La pérdida de producción después de un caso de mastitis es menos visible, pero tanto o más importante que los costos visibles.
Sin embargo, muchos tratamientos ni siquiera son necesarios, advierte el artículo. Con ciertos patógenos, el sistema inmune de la vaca puede resolver el caso sin la ayuda de antibióticos. Lamentablemente, los síntomas no son un indicador confiable para saber si un caso se va a resolver sin antibióticos.
Un pequeño grumo puede indicar que el sistema inmune funciona bien y frenó la mastitis en su inicio, pero también puede indicar que la bacteria causante engañó al sistema inmune y se instaló a largo plazo en el cuarto.
No es verdad que los patógenos ambientales no necesitan tratamiento: los estreptococos, muy comunes entre los patógenos ambientales, generalmente no se curan solos. (Lea: ¿Cómo ha evolucionado el tratamiento contra mastitis en los últimos 50 años?)
Un laboratorio especializado puede determinar cuál es el patógeno causante de mastitis. Sin embargo, entre remisión de muestra, su procesamiento y la emisión de resultados pasan por lo menos 2 o 3 días, lo que es demasiado lento para decidir si se trata o no al animal.
Por eso, desde hace varios años se desarrolló en EEUU un sistema que permite armar un pequeño laboratorio en la finca.
Para ello se requiere un tubo estéril para sacar la muestra de leche y dos hisopos; una placa de Petri especial para sembrar la muestra con los hisopos; una estufa para incubar la placa durante 24 horas; una pequeña heladera, en lo posible con congelador; algunas pequeñas herramientas como gradillas y un mechero que permiten trabajar con comodidad; un protocolo de trabajo; y, una capacitación sobre cómo sacar la muestra, cómo sembrarla y cómo leer la placa a las 24 horas.
En el predio se necesita un pequeño lugar sin corrientes de aire donde se pueden instalar la estufa, la heladera y una mesa de trabajo con una superficie impermeable que se puede desinfectar. (Lea: La mastitis estaría asociada a la pérdida temprana de gestación en vacas)
Se detecta un cuarto con mastitis durante el despunte. En lugar de tratarlo con antibióticos, se saca una muestra estéril. Se marca la vaca y se ordeña al tarro, al final o con un ordeñador de cuartos. Se siembra la muestra en la placa especial. Al otro día, se lee la placa y se decide si la vaca necesita tratamiento o no.
La placa de Petri tiene dos mitades y en cada mitad hay un medio de cultivo diferente (rojo y rosado). Estos medios de cultivo permiten el crecimiento de ciertos tipos de bacterias, mientras otras no pueden crecer.
Del lado rojo crecen bacterias que generalmente necesitan tratamiento, porque el sistema inmune de la vaca no las ataca con suficiente fuerza: estreptococos y estafilococos, incluyendo el temido Staphylococcus aureus.
Del lado rosado crecen bacterias que son reconocidos al toque por el sistema inmune (sobre todo E. coli) que las elimina en pocos días sin antibióticos.
También puede ocurrir que no crece nada, ni del lado rojo ni del rosado. Indica que el sistema inmune ya se hizo cargo y que no quedan más bacterias. Obviamente no se usan antibióticos en este caso, ya que no hay nada para tratar. (Lea: Plantean un manejo económico para tratar la mastitis en lecherías)
Si hay crecimiento de los dos lados, es indicación que la muestra fue contaminada. Se puede sacar de nuevo, o se puede tratar la vaca para no demorar el tratamiento.
Ventajas
La experiencia en Uruguay y en el mundo es que el 40-60 % de los casos de mastitis no necesitan tratamiento. En estas vacas simplemente se espera hasta que desaparezcan los grumos y se empieza a remitir la leche. No hay tiempo de espera, porque no se usó antibiótico.
La probabilidad de generar resistencia está directamente relacionada con la cantidad de antibióticos que se usan, ya que resistencia solamente se puede generar en presencia de antibióticos. En el mundo existe una preocupación creciente por el uso de antibióticos sin justificación. El cultivo en el hato demuestra justamente que muchos tratamientos de mastitis no tienen justificación.
Un buen ordeñador se siente empoderado y respaldado en sus decisiones. Ahorra tiempo, porque tiene menos vacas en tratamiento.
En muchos predios, el cultivo ayuda a mejorar los registros y la toma de decisiones en base a ellos. (Lea: Aprenda cuál es la diferencia entre mastitis endógena e iatrogénica)
El tipo de patógeno que sale puede orientar las medidas de prevención. Por ejemplo: muchos estreptococos en vacas recién paridas puede indicar que el pre-parto no está lo suficientemente limpio.
Sin embargo, el protocolo prevé que se evalúe la vaca que aparece con mastitis. Si está mal de ánimo, no come, tiene las orejas caídas, etc. se inicia el tratamiento sin esperar la placa. En todos los demás casos ya quedó comprobado que la demora de 24 horas en el tratamiento no afecta el resultado final.
En un pequeño porcentaje de las muestras sin crecimiento hay un patógeno que es incurable y que solamente puede ser detectado por un laboratorio especializado. En realidad, la placa indica correctamente que no hay que tratar la vaca: no tiene sentido, porque el patógeno no responde a los antibióticos (por ej. Nocardia o Prototheca). En este caso se remite la muestra al laboratorio y se confirma la sospecha, ahorrándose muchos tratamientos sin sentido.
Para que el sistema funcione, todos los involucrados deben estar motivados y ser capaces de entender las bases. Por la misma razón, es un sistema difícil de implementar en hatos con muchos cambios de personal.
Además, el cultivo en tambo es una buena herramienta para reducir el consumo de antibióticos en vacas adultas, pero hay que tener claro que no reduce la cantidad de casos de mastitis que aparecen: no sustituye un buen plan de prevención de mastitis que contempla todos los factores que inciden en esta enfermedad compleja.