El éxito de un productor no depende únicamente de la calidad del ganado que cría y comercializa, sino también de la percepción que tienen los clientes tienen sobre los productos y servicios que ofrece. (Lea en CONtexto ganadero: ¿Hay diferencia entre el manejo del ganado comercial y el de campo?)
La retroalimentación del cliente desempeña un papel fundamental en la toma de decisiones del ganado respecto a las mejoras que implementa en su finca, impactando aspectos como la selección genética, el manejo del ganado, las técnicas de alimentación y los estándares de bienestar animal. Cada una de estas áreas puede ser objeto de cambios y mejoras, siempre y cuando el cliente valore y aprecie dichas innovaciones.
Fausto Bermúdez, CEO de Ranching 4 Profit, reconocida escuela mexicana, señala que “el cliente quien compra el ganado, por lo tanto, si el cliente no valora los cambios que se quieren hacer en el negocio, se puede dar un ‘balazo en el pie’ o se puede correr riesgo de realizar inversiones innecesarias”.
Los clientes no solo buscan adquirir animales saludable su productivos, sino que también tienen expectativas específicas en cuanto a las características del ganado que compran. Estos clientes pueden ser otros ganados, procesadores de carne, distribuidores o incluso consumidores finales. La capacidad del productos para interpretar y responder estas demandas puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso comercial.
En palabras de Bermúdez, “por ejemplo, si se está haciendo una mejora genética y el cliente va a dar un beneficio por esa mejora y querer mejores animales, entonces es un buen negocio”.
Uno de los aspectos más afectados por la opinión del cliente es la genética del ganado. Los productores constantemente buscan mejorar la calidad genética de sus animales para aumentar la productividad y cumplir con las exigencias del mercado.
Si los clientes prefieren razas con características específicas, como mayor ganancia de peso, mejor capacidad reproductiva o resistencia a enfermedades, el productor se verá impulsado a invertir en programas de mejora genética que prioricen estos atributos.
De acuerdo con Bermúdez, “aunque muchos ganaderos disfrutan de trabajar en la mejora genética, es el cliente quien debe validar si estos cambios aportan valor. Por eso es fundamental que el productor encuentre un cliente que aprecie y esté dispuesto a pagar por las mejoras genéticas implementadas”.
Un productor que compre y responde eficazmente a estas demandas no solo mejorará la calidad de su ganado, sino que también aumenta su competitividad en el mercado, creando una relación de beneficio mutuo entre el productor y el cliente
La preferencia por razas bovinas con un alto rendimiento, tanto en carne como en leche, es un ejemplo claro de cómo la demanda del cliente puede guiar las decisiones del productor.
Si un cliente está dispuesto a pagar más por animales con mejores características genéticas, como mayor producción de carne o una mayor eficiencia alimentaria, el productor verá justificadas sus einversiones en mejora genética. Esto crea una relación de beneficio mutuo, en la que el cliente recibe un producto de mayor calidad y el productor gana más por su esfuerzo. (Lea en CONtexto ganadero: Transición de una ganadería tradicional comercial a una sostenible)