El estrés calórico, que se define como la incapacidad del animal para mantener en equilibrio su temperatura corporal, se genera como respuesta biológica que efectúa cambios metabólicos y fisiológicos en su organismo.
El estrés se genera como respuesta biológica cuando el individuo percibe un incremento en su temperatura interna por encima de lo normal. (Lea: Los minerales claves para mitigar los efectos del estrés térmico en la ganadería)
Entre los indicadores que lo determinan están la temperatura del aire, la humedad relativa, la velocidad del viento y la radiación solar. Los principales cambios metabólicos y fisiológicos ante estas situaciones son:
- Aumento de la temperatura corporal
- Incremento en la frecuencia respiratoria y frecuencia cardíaca
- Sudoración
- Vasodilatación
- Alteración en el estatus ácido-básico en el animal
Además de que estos cambios caracterizan la respuesta ante situaciones de estrés, que puede presentar efectos negativos en la capacidad productiva y el estatus fisiológico del bovino. (Lea: Así se afecta el ciclo estral por el estrés ambiental)
Ante la ineficiencia para perder calor, se activan mecanismos de respuesta insensibles: por ejemplo, el aumento de la frecuencia respiratoria es una forma de perder calor. No obstante, con este aumento se altera la condición ácido-básica de la sangre por pérdida de dióxido de carbono (CO2).
Esto reduce la concentración de compuestos como ácido carbónico (H2CO3) mientras que eleva la de bicarbonato (HCO3), que puede producir una alcalosis respiratoria y posteriormente desencadenar una acidosis metabólica por sobre excreción de HCO3.
También puede presentarse acidosis ruminal, por una caída en la cantidad de bicarbonato disponible en la saliva y su flujo hacia el rumen. (Reportaje: ABC para minimizar el impacto del estrés calórico)
De igual manera, el estrés calórico produce efectos negativos sobre la gametogénesis, los pulsos hormonales, la expresión del celo, el ovocito, la fecundación, la implantación, el desarrollo embrionario y el metabolismo basal (mínimo de energía).
Asimismo, un estudio de 2017 del Institute Journal of Biometereology encontró que las vacas en producción de leche mantienen una lipólisis reducida, una mayor glucólisis (oxidación de la glucosa) para mantener la energía y mayor uso de aminoácidos.
También demostró que el metabolismo y el sistema endocrino se ajustan para minimizar los efectos negativos del estrés calórico en vacas. Pero también encontró que estos bovinos tienen una reducida función inmune, y con el tiempo, el estrés induce inflamación.
Para contrarrestar estos efectos, una investigación de Agrosavia en 2011 señaló alternativas como los sistemas silvopastoriles de alta densidad o de pastoreo en ambientes arbolados, que mitigan el efecto del ambiente sobre el animal. (Lea: Cambios fisiológicos en un bovino cuando se estresa)
Según el artículo, esto impacta “positivamente la reducción de la temperatura rectal, la frecuencia respiratoria y la temperatura de piel con la ventaja de ofrecer beneficios adicionales sobre el animal y el medio ambiente”.