La impactación o sobrecarga del rumen es ocasionada por la ingestión de grandes cantidades de alimentos fibrosos que el animal no puede digerir. Para los expertos, es imperativo actuar de forma rápida, pues este padecimiento puede llevar a la muerte. Ernesto González Cely, médico veterinario y profesional del Fondo Nacional del Ganado, FNG, explicó que la impactación se debe a que el bovino consume mucha materia seca con baja digestibilidad. “Los alimentos con un bajo contenido de fibra demoran su tránsito en el rumen, se alojan en el aparato digestivo y generan una sobrecarga”, afirmó. (Lea: Fístula ruminal, solución a los problemas digestivos de los bovinos) González hizo énfasis en que se debe sobre todo a un problema de nutrición. Consumo de pastos secos, torta de palmiste y alto consumo de granos e incluso un escaso suministro de agua pueden provocar la impactación del rumen. Luis Antonio Cuadros Moreno, zootecnista especialista en nutrición animal, señaló que en países como Malasia y Filipinas, donde el ganado se alimenta casi exclusivamente con torta de palmiste porque no disponen de otras plantas, este problema es más frecuente. "Hay alimentos que no tienen fibra efectiva ni tampoco es lo suficientemente larga para que la vaca lo regurgite, lo devuelva del estómago a la boca y produzca saliva. Entonces la impactación se produce cuando ciertos tipos de materiales no mantienen el fluido ruminal”, aclaró. (Lea: El rumen, motor de la digestión en los bovinos) Este padecimiento es agudo y ocasiona cólico intenso, depresión, anorexia, deshidratación, aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria y elevación ligera de la temperatura. Al paralizarse los movimientos ruminales, el bovino mostrará inapetencia y poco interés en consumir alimentos o agua. Una vez ocurre, la rumia y la producción láctea cesan por completo, y el contenido ruminal y las heces se compactan. A esto se suma la deshidratación, hipotermia y postración del animal. La mortalidad puede llegar al 90 % de los casos no diagnosticados y ocurrir en plazo de 24 a 72 horas. Por el contrario, cuando se detecta la enfermedad, la probabilidad se reduce al 10-20 %. Para prevenir la impactación, se hace necesaria la vigilancia de la alimentación, haciendo énfasis en dar suficiente agua y alimentos balanceados en proteína, fibra cruda y carbohidratos. Si los primeros síntomas aparecen, la confirmación de la enfermedad se hace con una palpación rectal, que puede determinar si el rumen se encuentra firme y repleto. (Lea: Funciones básicas del aparato digestivo de los bovinos) Los expertos señalaron que en los casos menos severos se pueden resolver con ayunos, suministro de fármacos colinérgicos y una intensiva rehidratación. También se aplica una terapia, con la cual se pretende movilizar la masa ruminal con catárticos que aceleren la defecación. Asimismo, se deben aplicar antihistamínicos de forma intramuscular para reparar el daño a la mucosa ruminal. En ocasiones, se adicionará una terapia de fluidos, para rehidratar, proporcionar vitaminas y aminoácidos esenciales y activar la diuresis. En los casos más graves, se recurre al tratamiento quirúrgico que consiste en realizar una laparotomía lateral izquierda con rumentomía, esto es, abrir la pared abdominal izquierda y el rumen para extraer la mayor cantidad posible del contenido. (Lea: Bacterias del rumen bovino podrían generar biocombustibles) Finalmente, los expertos aconsejaron a los ganaderos tener especial precaución en épocas de verano o falta de agua, y garantizar siempre el suministro del líquido para evitar este y otros males asociados a la nutrición de los bovinos.