Carlos Meza, ganadero y especialista en el sector, asegura que factible organizar un proyecto de lechería con alrededor de 10 – 12 vacas en sistema semiestabulado utilizando tan solo cuatro hectáreas de terreno.
Para el profesional, antes de emprender la organización de la lechería, es importante realizar un estudio de mercado para identificar qué empresas pueden comprar la leche en la región y los requisitos necesarios para este proceso. Este paso debe llevarse a cabo antes de iniciar el proyecto e incluso antes de adquirir o arrendar la tierra destinada para el mismo.
Una vez identificado el comprador, es necesario buscar un terreno con suelo adecuado y acceso a agua limpia y abundante. Aunque el espacio disponible sea limitado, es esencial garantizar que el área sea suficiente para albergar a las vacas durante parte del día y permita el crecimiento del forraje.
Según con Meza, es ideal que “la finca esté ubicada cerca del municipio para facilitar el transporte de la leche y sus derivados, asegurando así su venta rápida”.
Una vez adquirido o arrendado el terreno, se debe proceder a organizar las instalaciones, optando por un diseño semiestabulado que combine áreas de pastoreo con corrales cubiertos para proteger a los bovinos de las inclemencias del tiempo. (Lea en CONtexto ganadero: Aprenda a aprovechar los espacios en fincas pequeñas para ser rentable)
Es importante tener en cuenta que, si el terreno es pequeño, el ganadero debe considerar el cultivo de forraje de alta calidad. Esto implica emplear prácticas de manejo del forraje que maximicen la producción en un espacio reducido, como el corte y almacenamiento en silos.
Meza señala que, para organizar a los animales, el productor debe tener presente que “se pueden tener entre 3 a 4 animales por hectárea en los potreros, cifra que puede aumentar si se trabaja con pasto de corte, cortándolo cada dos días”.
El profesional también enfatiza en la importancia de contar con un espacio en el establo para resguardar a los terneros bajo techo, equipado con agua limpia y comederos para su alimentación. Según el experto “si no hay agua ni pasto, no se puede trabajar”.
Después de establecer el comprador, terreno y la alimentación para los bovinos, el productor puede considerar la implementación de prácticas de manejo de residuos eficiente, como el compostaje, para gestionar adecuadamente los desechos orgánicos generados por las vacas y reducir el impacto ambiental.
Además, el productor puede aprovechar el estiércol generado por los bovinos para procesarlo y venderlo como abono, o utilizarlo para fertilizar sus propios cultivos. (Lea en CONtexto ganadero: Estos ganaderos lograron tener una buena lechería especializada)
Finalmente, con un diseño cuidadoso, un manejo eficiente del forraje y atención a la nutrición y cuidado del animal, los productores pueden lograr una producción láctea sostenible y rentable incluso en áreas con limitaciones de terreno.