El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) pronosticó hace algunas semanas que la fase inicial de El Niño comenzaría en el trimestre de junio a agosto de 2023 y se extendería durante todo el segundo semestre del año, siendo las regiones Caribe y Pacífico las que más probabilidades tienen de presentar sequías.
En febrero se habló de una probabilidad de 49% hacia mediados del año y de 62 % que persista hasta el trimestre octubre – noviembre – diciembre. Sin embargo, con el paso de los días este porcentaje se elevó a más del 70 %. Más grave aún, la Oficina de Meteorología de Australia aseguró que se podría producir un “súper El Niño”, una versión extrema del fenómeno, hacia finales del año.
El sector ganadero es sin duda uno de los más golpeados por los cambios climáticos, por lo cual los productores deben prepararse para afrontar la sequía producto de la disminución de las lluvias. Tradicionalmente, la ausencia del líquido y las altas temperaturas han ocasionado caídas en la producción de leche así como menores ganancias de peso.
Además, en estas condiciones se puede desencadenar en el desarrollo de plagas y enfermedades que ponen en riesgo la vida de los animales, y cuando es más intenso el calor, se desencadenan incendios forestales que pueden provocar pérdidas irreparables.
Ganaderos, el tiempo apremia para prepararse
Estas son algunas claves que usted puede aplicar para prepararse ante una eventual llegada de El Niño, comenzando por garantizar agua y alimento para los animales:
Planificar el uso de pasturas: Durante El Niño, es común que se produzca una disminución en la cantidad de lluvia, lo que puede resultar en menor cantidad de pasto para el ganado. Por ello los ganaderos deben planificar cómo van a utilizar sus pasturas, estableciendo un plan de rotación para asegurar que sus animales tengan acceso a suficiente alimento, incluso en las épocas más críticas.
Asegurar el suministro de agua: En épocas de sequía, es importante que los ganaderos tengan acceso a una fuente confiable de agua para sus animales. Si dependen de ríos o arroyos, es importante tener un plan de contingencia en caso de que el caudal disminuya. También pueden considerar la instalación de sistemas de almacenamiento de agua para asegurar un suministro constante, como tanques, jagüeyes o reservorios.
Conservar alimento en forma de heno o silo: Los productores pueden comenzar a almacenar alimentos, transformando los pastos o suplementos como el maíz para hacer silos y henos. También si cuenta con los ingredientes, puede hacer bloques multinutricionales, que permiten alargar un poco más la vida útil de estos materiales.
Establecer un plan de manejo sanitario: Las condiciones secas y cálidas asociadas con el fenómeno de El Niño pueden aumentar la propagación de enfermedades en los animales. Es importante establecer un plan de manejo sanitario para prevenir la propagación de enfermedades y mantener la salud del ganado.
Monitorear la calidad del aire: Los incendios forestales son comunes durante los eventos de El Niño. Los ganaderos deberían monitorear la calidad del aire en sus fincas y estar atentos a las recomendaciones del Ideam en la época más fuerte del fenómeno, para tomar medidas que protejan sus pastos y sus animales.
Diversificar la producción: Finalmente, en caso de una disminución en la producción de carne o leche debido a un evento de El Niño, los ganaderos pueden considerar diversificar su producción. Por ejemplo, pueden pensar en la producción de cultivos de ciclo corto que no dependan tanto del agua, como el sorgo (otra fuente de alimento para el ganado), fríjol, cebolla, ajo, frutas y vegetales de estación seca.
Es importante que los ganaderos estén preparados para enfrentar un eventual fenómeno de El Niño. Al tomar medidas preventivas y establecer planes de contingencia, pueden minimizar el impacto del fenómeno en su producción ganadera.