La gran mayoría de pequeños y medianos ganaderos del país no solo se dedican a la actividad pecuaria, sino que también producen otros cultivos. Si bien ya aprovechan estos desechos, aquí pueden encontrar otros consejos para utilizarlos de forma más eficiente.   Los residuos vegetales de cultivos se emplean principalmente para abonos orgánicos, que además de traer beneficios al productor, también contribuyen en la calidad del producto y al medio ambiente.   Los abonos hacen más rico al suelo porque devuelven los nutrientes que absorbieron las plantas, que a su vez alimentan a las plantas y a los animales generando mayores rendimientos productivos. (Lea: Abonos orgánicos líquidos aceleran proceso de compostaje)   Diego Arciniegas Díaz, gerente de la empresa agroecológica ganadera Tierra Buena, explicó que los residuos vegetales se pueden destinar a elaborar abonos, siguiendo varios métodos, como el compostaje, “si hay un residuo importante, como en fincas donde crecen malezas”.   El experto aseguró que los abonos solo deben elaborarse cuando se tienen grandes cantidades, pues la mayoría de residuos de cultivos no necesitan tratamiento. Por ejemplo, aseguró que “la papa se seca y después se incorpora al suelo como abono verde para la siguiente pastada”.   Gran parte de los ganaderos dejan los residuos en el campo y dejan que se descompongan naturalmente, mientras que son muy pocas las fincas que realizan prácticas como el compostaje y por consiguiente un lombricultivo, por los costos en mano de obra y transporte.   Arciniegas Díaz explicó en qué consiste el proceso del compostaje para producir abono e incorporarlo a los suelos y a las pasturas. (Blog: Producción de fertilizantes naturales a partir de deyecciones animales)   “Se ponen unas camas de 30 cm y se le va dando la vuelta. Eso eleva la temperatura, que hace que se mueran los microorganismos y empieza el proceso de descomposición. Se le agrega un poco de cal y a veces un poco de agua, se mantiene tapado y luego va saliendo el material para utilizar”, indicó.   De igual manera, otro procedimiento para renovar las praderas consiste en repicar el material vegetal existente para que se incorpore en el suelo y se disponga como abono verde. La ventaja de este método es que no necesita de otros procesos para servir como abono, salvo los cortes que deben realizarse.   “Al guadañar un potrero que lleva varios meses sin hacerle nada, si solamente lo corto y dejo las fibras largas o troncos, se va a demorar mucho más en descomponerse, que si lo parto en pedazos más pequeños”, aclaró. (Lea: Utilice la porcinaza como fertilizante eficiente para sus cultivos)   Esto se hace sobre todo en potreros de trópico bajo, donde las malezas han crecido más de 80 cm o 1 m y se hacen leñosas, se pueden picar para adicionar al potrero en la renovación de la pradera.   En el argot, se usa el término “repique” para manejar y disponer los residuos. Se puede realizar de forma manual o con máquinas como la desbrozadora o Chipper, luego de la poda y tala de árboles.