La exposición excesiva a la radiación solar, particularmente a los ratos ultravioleta (UV), puede tener efectos adversos en la salud de los animales. El color del pelaje de los bovinos es fundamental en su capacidad para soportar la radiación solar. (Lea en CONtexto ganadero: Los efectos de la radiación solar en las explotaciones ganaderas)

Miguel Ortega, profesor de agronomía, explica “los animales de pelaje blanco soportan mejor las radiaciones solares que los bovinos de pelaje negro”.

Los bovinos de pelaje blanco tienen una mayor capacidad para reflejar la luz solar en comparación con aquellos de pelaje negro, lo que les permite mantenerse más frescos bajo la exposición directa al sol. En contraste, los bovinos de pelaje negro absorben más radiación solar, lo que resulta en un mayor calentamiento corporal.

De acuerdo con Ortega, los bovinos de pelaje negro “absorben ese calor y sobre calientan su cuerpo, limitando entonces su supervivencia en estos ecosistemas”.

El pelaje blanco actúa como un espejo, reflejando la mayor parte de la radiación solar y minimizando la cantidad de calor absorbido. Esto reduce el riesgo de sobrecalentamiento y permitiendo que los animales mantengan una temperatura corporal estable.

Sin embargo, esto no pasa en bovinos de pelaje negro debido a que el aumento de la temperatura corporal genera riesgo de sufrir de estrés por calor, lo cual trae efectos adversos en la salud y productividad del animal.

La exposición a los rayos UV es una preocupación importante para los bovinos, especialmente para aquellos con áreas de piel despigmentada. Los rayos UV pueden causar daños a nivel celular y provocar una serie de problemas de salud en la piel de los animales.

Hay que tener en cuenta que los rayos ultravioletas “afectan animales de piel despigmentada, provocando ellos severas lesiones de hiperqueratosis o cáncer de la piel”, afirma Ortega.

Para el profesional, “la luz solar se descompone en diferentes espectros, según su longitud de onda. Uno de esos espectros, además de ser invisible, se conocen como rayos infrarrojos. Estos son calurosos, por lo que, al incidir sobre la piel de los animales, los calienta de manera muy intensa, activando en ellos mecanismos de termorregulación”.

Uno de los primeros efectos que generan estos rayos infrarrojos sobre los bovinos es la disminución de lo que se conoce como coeficiente de digestibilidad, que limita el aprovechamiento nutricional de las pasturas existentes.

“En los ecosistemas de sabanas tropicales esa radicación solar es intensa casi todo el año y solo el ganado con pelaje claro, preferiblemente blanco, rojizo o piel pigmentada, tiene la posibilidad y capacidad de irradiar mejor esta radiación y aprovechar los alimentos que están disponibles en estos ambientes”, detalla Ortega. (Lea en CONtexto ganadero: Tenga en cuenta la importancia de la intensidad de la luz solar en el pasto)

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