Del 20 al 25 de junio se llevó a cabo el primer curso de inseminación artificial bovina organizado por el Comité Regional de Ganaderos de Puerto Berrío, Coregán, y el Tecnig@an de la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán, en el municipio ubicado entre Magdalena Medio y Antioquia.
Jason Andrés Ruiz, gestor de información de Fedegán, informó que el curso teórico práctico se hizo para enseñar a los administradores de las fincas a efectuar una inseminación eficiente con la adecuada manipulación de pajillas y animales.
“Nos fue muy bien. Se capacitaron 17 personas”, indicó Ruiz.
Mónica Díaz Montenegro, gerente de Coregán, señaló que hace más de 2 años no se realizaba un taller sobre inseminación artificial, lo que motivó a ambas entidades a proporcionar conocimientos para que los rumiantes tengan un mejoramiento genético garantizado.
Manifestó que Puerto Berrío es un municipio con diversidad bovina. Allí se encuentran razas cebú, taurus y criollas, con las cuales se explora el mejoramiento de sus genes con expertos en el tema, mientras estudian la posibilidad de conformar un laboratorio para adelantar prácticas favorables para la ganadería.
Una de las bases para garantizar el mejoramiento genético es elegir una de las tantas prácticas existentes y hacer que sus resultados sean favorables. (Lea: Inseminación artificial gana terreno en Magdalena)
En el caso de la inseminación artificial, se busca que la vaca quede preñada en el momento ideal.
Según Omar Bohórquez Dueña, médico veterinario que estuvo al frente del curso en Puerto Berrío, los ganaderos, de inicio, deben estar motivados y ser conscientes sobre las ventajas de esta técnica.
Entre ellas está lograr el mejoramiento genético en menos tiempo. “Se ahorran, con la inseminación artificial, hasta 7 años de evaluaciones y estudios de genes”, aseveró el médico veterinario.
¿La razón? Se utiliza semen de toros probados, es decir, no se necesita esperar varios años a evaluar si las crías tienen capacidad reproductiva alta con relación a sus padres. Otra ventaja es el control de enfermedades venéreas.
Sin embargo, una inadecuada práctica puede generar que la inseminación no se logre o se retrase con repercusiones para el bolsillo del productor que desea que sus vacas queden preñadas.
Las claves de éxito de la inseminación artificial bovina están en el adecuado manejo de las pajillas. El termo en el que se guarda el semen debe tener nitrógeno por encima de los 10 puntos de marcación que se pueden leer en este.
Si el nitrógeno está por debajo de los 8 el semen pierde su vida útil. (Lea: "Mejor genética, mejores hatos": Fedegán)
Además, el semen se debe descongelar en agua a una temperatura entre los 35 y 37 grados centígrados, igualmente para confirmar su calidad.
“El termo trae un termómetro con un rango de 3 grados de diferencia para descongelar la pajilla para iniciar la inseminación en la vaca”, explicó Bohórquez Dueña.
Luego de descongelado se toma el semen con un pistola y se introduce en la vagina de la vaca.
Pero la inseminación no se garantiza eligiendo la vaca al azar. Se necesita que esté en el periodo de celo, lo que se comprueba con un toro calentador probador para, por un lado, tener más probabilidad de que quede preñada y, de otro, reducir los días abiertos en las reses.
De lo contrario, se perdería la pajilla o habría que esperar 20 días a que la vaca vuelva a estar en celo, lo que representas gastos en producción de leche.
Cuando se completa la inseminación, el médico veterinario puede comprobar a los 25 días si hay preñez con una ecografía o a los 40 días con una práctica rutinaria de tacto vaginal. (Lea: Disminuya los dias abiertos en las vacas para no cerrar la producción)
De esta forma, habrá comenzado el mejoramiento genético bovino en cualquier región del país que busque aumentar su producción en corto tiempo.