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Uso de árboles yopo y cañafístulo

Foto: Andrés Ramírez-Barrera - gbif.org - botany.cz

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Cañafístulo y yopo, árboles aliados de la ganadería sostenible en Colombia

por: CONtexto ganadero- 31 de Diciembre 1969

El cañafístulo y el yopo, dos especies nativas de la Orinoquía colombiana, están ganando protagonismo como aliados fundamentales para el desarrollo de una ganadería más sostenible y productiva.

Un estudio de investigadores de Agrosavia y Sena publicado en 2021, citando otras fuentes, señaló que ambas son especies nativas de la familia Leguminosae presentes en sistemas silvopastoriles y adaptadas a las condiciones de acidez de los suelos de la Orinoquia. En Colombia se distribuyen en las regiones biogeográficas de los Andes y la Orinoquia, aunque el cañafístulo (C. moschata) se reporta igualmente en la Llanura del Caribe.

El cañafístulo se destaca por su versatilidad: es un árbol mediano, de copa irregular y amplia, que se utiliza en sistemas de silvopastoreo debido a sus múltiples beneficios agroecológicos. Este árbol leguminoso es altamente valorado por su capacidad para fijar nitrógeno en el suelo, lo que mejora la fertilidad y la calidad del pasto circundante.

Además, proporciona sombra para los animales, protegiendo a los animales del intenso sol y reduciendo el estrés térmico, lo que contribuye a un ambiente más saludable en el pastoreo. Sus hojas y frutos son también una fuente de alimento rica en proteínas, lo que lo convierte en una excelente opción para integrar en sistemas de producción sostenible. (Lea en CONtexto ganadero: Conozca los usos medicinales del cañafistulo)

Su importancia económica en la Orinoquia se atribuye a que su leña se emplea como insumo en la preparación del plato típico «mamona» (carne asada), por lo cual presenta alta demanda en los asaderos locales. «Es medicinal, ornamental y maderable, debido a su excelente durabilidad natural, “tipifica el paisaje de la sabana como árbol de sombrío y como forraje”», añadieron.


Yopo


El M. trianae o yopo es empleado como sombrío en sistemas ganaderos o en sistemas silvopastoriles intensivos. Citando a Calle y Murgueitio, argumentaron que «más que ningún otro árbol nativo de la cuenca del Orinoco, el yopo ofrece la posibilidad de lograr una integración rentable entre la ganadería y la actividad forestal en los Llanos Orientales».

También se destaca por su porte y su capacidad de ramificación, lo que lo convierte en un excelente árbol para sistemas agroforestales. Este árbol es más grande y vigoroso que el cañafístulo, con un volumen de madera y un diámetro de copa mayores, lo que le permite proporcionar una sombra más extensa y beneficiosa para el ganado en sistemas de pastoreo.

Además, permite un aprovechamiento económico temprano, ya que las ramas pueden ser podadas y vendidas mientras el árbol sigue creciendo, lo que genera ingresos adicionales para los ganaderos. Por ejemplo, mientras las especies asociadas como el cacao inician su etapa productiva, el yopo puede alcanzar su máximo aprovechamiento.

Su uso como árbol de sombra es también fundamental en sistemas intensivos, donde se busca maximizar la producción de carne y leche al tiempo que se protege el suelo y se mejora el microclima para los animales. (Lea en CONtexto ganadero: Yopo, árbol que combina bien con los silvopastoriles)

Ambas especies, cañafístulo y yopo, juegan un papel crucial en la mejora de la sostenibilidad en la ganadería colombiana. Su integración en sistemas silvopastoriles no solo proporciona beneficios directos como sombra y madera, sino que también contribuyen a la conservación de los recursos naturales y la biodiversidad. Estos árboles ayudan a mitigar la erosión del suelo, mejorar la calidad del forraje y, en general, a crear un ambiente más saludable y productivo para el ganado.