La bufalera Flor de María, en Montería (Córdoba) es una empresa que nació en 2011 por una deuda que tenía una persona con los dueños y que para pagar ofreció entregar unas búfalas.
Como la geografía donde se ubica el predio y el tipo de tierra, que es húmeda, se presta para tener estos animales, decidieron aceptar y empezaron con esta empresa que hoy es modelo nacional, por lo que formó parte de las fincas visitadas durante la pasada gira ganadera organizada por Fedegán-FNG, al departamento de Córdoba.
Juan Fernando Eusse Restrepo, es su propietario, quien recuerda que cuando arrancaron con los búfalos fue la esposa la que en principio tenía el control de la leche porque él no le veía negocio a eso por ningún lado y ella le mostró las cuentas de la leche, a cómo la vendía y vio que el negocio era interesante.
Empezaron a trabajar con la parte genética, a mejorar toros. Conociendo los búfalos pudo ver las bondades, las capacidades de producir y transformar. El actual modelo de negocio se basa en producir leche de búfala a pasto y trabajan con un solo ordeño diario con bucerro.
En estos momentos están en promedio en 155 búfalas en ordeño. Se inicia a las 4 de la mañana con un lavado de los animales y de ahí pasan a un corral de espera donde por buenas prácticas de manejo les tienen unos cepillos y por medio de unos deslizadores van subiendo a la sala de ordeño donde se inicia el proceso. (Lea en CONtexto ganadero: Búfalos, una opción eficiente para la ganadería regenerativa)
Inicialmente tenían una producción promedio de tres litros y hoy están en 5,7 litros con un solo ordeño diario con cría. Se ha pasado de 87.000 litros a 350.000 litros de producción anual de leche. Esto teniendo en cuenta que las búfalas tienen una estacionalidad tanto productiva como reproductiva.
En cuanto al precio de la leche, cuando comenzó la bufalera se vendía a alrededor de $900 litro y hoy, gracias a las condiciones de calidad y bonificaciones, el precio promedio es de $3.200.
Los cuidados
En verano se da suplementación de 2 kilos, en las épocas más críticas para darle más condición a las búfalas y en invierno un kilo de concentrado, aparte de las sales proteinadas que son formuladas con base en análisis bromatológicos que hacen de los pastos.
Se manejan tres variedades de pastos, el predominantes es el angleton y se tiene pará. Por la zona en que se encuentran se ha implementado estrella mejorada para tener mayor carga por hectárea. Se manejan lotes de 36 búfalas en 12 potreros con dos días de ocupación y 22 de descanso.
Hace tres años comenzaron a trabajar el tema de la reproducción por inseminación artificial y desde ese momento tienen ingreso al hato reproductivo una cantidad importante de novillas que las producen ellos mismos.
“Nosotros sacamos nuestros reemplazos y tenemos unos parámetros muy puntuales que deben cumplir nuestros reemplazos para poder ser parte de ese hato reproductivo”. (Lea en CONtexto ganadero: Búfalos, una ventaja productiva para Colombia)
Se tiene una edad al primer servicio efectivo de 23 meses y una al primer parto de 33 meses con 530 kilos de peso, “con eso somos rigurosos en el tema de tentorar con peso y edad adecuados que es lo que nos garantiza finalmente tener esos indicadores”.
A partir del primer parto se tiene un intervalo entre partos que se puede considerar bueno dentro de las ganaderías en general ya que entre primero y segundo parto se tiene un promedio de intervalo de 433 días y de ahí en adelante viene disminuyendo hasta lograr en los partos más productivos que son 4, 5 y 6 un promedio de 380 a 390 días, indicó Eusse.
Se hace una selección de reproducción de hembras que tengan un periodo de espera de 60 días, con una buena involución y a partir de ahí se puede lograr que la reproducción se dé en promedio a los 96 días posparto. En promedio todo el hato reproductivo tiene un intervalo entre partos de 401 días contando las novillas y las búfalas de mayor edad y con más partos.
La bufalera también se enfoca en entregar unos destetes de calidad por cuanto están en el mercado de venta de reproductores y de hembras de levante. Se tiene un destete de crías en ordeño en un promedio de 196 kilos.
Igualmente se hace una importante selección porque se cuenta con un hato que es 90 % mestizo, pero se trabaja con una absorción hacia la pureza del murrah que es la raza que representa mayor importancia por sus condiciones de resistencia, adaptabilidad y por ser la predilecta en producción. (Lea en CONtexto ganadero: El búfalo, alternativa económica y productiva para el sector)
Con base en ello se tienen toros puros de alta genética, se tiene siete reproductores con los que trabajan el hato, todos con registro y de ahí se hace una selección de hembras con base en la leche interparto que es la que factura cada búfala en periodo productivo y no productivo.
De esa selección se hacen unos cruzamientos o las programaciones de reproducción una por una, verificando que primero esa selección del factor o el indicador de leche interparto; segundo, teniendo en cuenta las clasificaciones lineales, y tercero, teniendo en cuenta las consanguinidades. Por último, verifican que sean búfalas que den una condición de uniformidad dentro de todo el hato porque finalmente a lo que apunta Flor de María es a estandarizar o uniformizar el hato en unos años.
La información
Uno de los aspectos más importantes que tiene la bufalera es el control de datos porque permite tener información histórica y hacer proyecciones y control.
Flor de María tiene registros desde su nacimiento lo que ha permitido ver el crecimiento hasta hoy, donde se observa un aumento de 15 % en la producción anual de leche, crecimientos del 8 al 9 % en pesos al nacimiento y, así mismo, los promedios, controlan todos los pesajes de leche y permite darse cuenta de los crecimientos de alrededor del 4 % en ese promedio de leche año tras año.