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Foto: ganaderia.com

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BRSV, virus importante dentro de las enfermedades respiratorias del ganado

por: - 31 de Diciembre 1969

El virus sincitial respiratorio bovino (BRSV) es un importante contribuyente viral a la enfermedad respiratoria bovina (BRD) y se ha asociado con el 60 % de las enfermedades respiratorias clínicas en hatos lecheros.

El virus sincitial respiratorio bovino (BRSV) es un importante contribuyente viral a la enfermedad respiratoria bovina (BRD) y se ha asociado con el 60 % de las enfermedades respiratorias clínicas en hatos lecheros

Dada su importancia y relevancia es vital establecer una estrategia de prevención adecuada en los hatos. Vacunas que cumplan y se adapten a esta estrategia y que lo hagan de acuerdo al comportamiento inmunológico de este virus, son indudablemente necesarias para conseguir los objetivos, según lo expuesto por Chris Chase, Profesor de la Universidad de Dakota del Sur (USA), uno de los líderes de opinión a nivel mundial sobre enfermedades virales en ganado bovino y su prevención, en un artículo publicado en el portal ganadería.com (Lea: Virus Respiratorio Sincitial Bovino, enfermedad a la que se debe prestar atención)

La incidencia del BRSV está estrechamente asociada a la densidad de población del ganado y a la edad del huésped, ya que el virus es común en la población bovina.

La infección por BRSV se asocia con una alta morbilidad de hasta el 80 % y con una mortalidad que puede alcanzar hasta el 20 % en algunos brotes.

El virus infecta las células epiteliales del tracto respiratorio superior e inferior, lo que causa un daño local que aumenta la posibilidad de infección bacteriana secundaria y de enfermedad respiratoria que es una causa importante de morbilidad y mortalidad en todas las clases de ganado, pero especialmente en vacas jóvenes y terneros lactantes, de acuerdo con el experto.

Una de las principales prácticas de abordaje que mejora la salud de los terneros es el consumo adecuado de calostro que se traduce en la transferencia de anticuerpos pasivos del calostro materno.

Los anticuerpos del calostro materno constituyen un factor crucial para la prevención y protección frente a la enfermedad en el animal neonato, especialmente en casos de BRSV en terneros jóvenes. Sin embargo, el anticuerpo materno puede interferir con otra herramienta de control de la enfermedad de uso frecuente como es la vacunación. (Lea: El virus sincitial bovino puede provocar complejo respiratorio)

La infección por BRSV ocurre con frecuencia en animales jóvenes y la vacunación debe realizarse en presencia de anticuerpos maternos para minimizar el riesgo de enfermedad en los sistemas de producción.

Las estrategias comerciales actuales de vacunación varían según la vía (parenteral o intranasal) y el tipo (con microbios modificados vivos y muertos, vacuna inactivada).

Muchos estudios del BRSV se han realizado de forma experimental en animales seronegativos para el BRSV. Para proporcionar la mejor protección para el ganado y reducir el impacto económico para los productores resulta esencial que los programas de vacunación logren un alto nivel de eficacia en presencia de anticuerpos maternos.

La ingesta de calostro del ternero joven es fundamental para la protección y el desarrollo inmunitarios. El problema reside en que la pauta de vacunación para terneros variará según los planes de abordaje, los estados de salud del hato y las preferencias del productor. (Lea: Conozca las causas del Complejo Respiratorio Bovino)

Debido a que los anticuerpos maternos disminuyen a ritmos variables en terneros individuales, la normalización de los programas de vacunación de hatos de becerros en un punto temporal específico resulta un desafío. Es aquí donde reside la paradoja del calostro porque es esencial para el desarrollo inmunitario del ternero, pero puede interferir con las respuestas a las vacunas.

Por eso, plantea Chase existen tres enfoques principales para lidiar con la interferencia del anticuerpo materno. En primer lugar, esperar hasta la disminución de los anticuerpos; segundo, administrar la vacuna por una vía que no se vea afectada por el anticuerpo materno; y, tercero, emplear una vacuna con adyuvante que proteja el antígeno del anticuerpo materno. 

La administración de la vacuna por vía intranasal a menudo evita la interferencia del anticuerpo materno y da como resultado una protección sólida durante un máximo de 60 días después de la vacunación.