La aplicación de fertilizantes es esencial para optimizar el rendimiento del forraje y garantizar la absorción de nutrientes y minerales que deben estar presentes en los pastos. Para esto, es necesario elaborar un plan para aprovechar al máximo estas sustancias. El ingeniero agrónomo Pedro Alexander Bernal explicó que el primer paso para formular un plan de fertilización debe ser la evaluación del terreno donde se va a sembrar el forraje. (Reportaje: Sin fertilización no hay forraje y sin pasto no hay producción de leche) “El análisis físico-químico del suelo es el punto de partida para tomar decisiones frente a un plan de fertilización. La parte química va a determinar los nutrientes disponibles o que se requieren en el cultivo, y la física nos dice qué tipo de mecanización se debe emplear”, sostuvo. Este examen permite conocer la estructura física de la tierra donde se va a hacer la semilla, así como la interacción con los componentes químicos que alimentan a la planta, como la cantidad de materia orgánica o de minerales. Con esta información, el ganadero procede a seleccionar los fertilizantes que necesita el forraje, bien sea por las deficiencias del suelo o porque el ganado requiere de ciertos elementos para mejorar su productividad. (Lea: Análisis de suelos, fundamentales para el agro del país) Luego, se hace una preparación del terreno, que implica la remoción de la cobertura vegetal y la mecanización de la tierra. De acuerdo con la empresa Impulsemillas, en clima cálido se debe tener especial cuidado en este punto, evitando el desterronamiento excesivo y controlando la erosión. Existen 3 tipos de productos para mejorar el terreno: correctivos, enmiendas y fertilizantes. Ramón Eduardo Valbuena, ganadero y experto en suelos, explicó en qué consiste cada uno. (Blog: Producción de fertilizantes naturales a partir de deyecciones animales) “Los correctivos modifican el pH, bien sea si es ácido o básico. Las enmiendas aportan algunos elementos esenciales como calcio o magnesio cuando se presentan deficiencias. Y los fertilizantes son los que aportan elementos nutricionales para cada cultivo, en el caso de los ganaderos para el pasto”, precisó. Según Bernal, estos se aplican 30 o 45 días antes de iniciar la siembra para que el producto se active. Al cabo de ese tiempo, se procede a plantar la semilla del pasto más conveniente para el tipo de terreno y las necesidades productivas. No hay que olvidar que se debe hacer una distribución uniforme en toda el área. La planta tarda entre 10 y 20 días en germinar, y en este tiempo se evalúa si se deben aplicar otros productos, directamente con una bomba de espalda o a través del sistema de riego. (Lea: Fertilización edáfica y foliar, camino para tener abundantes pastos) “Una vez se han hecho las labores de siembra, uno puede utilizar equipos como un renovador o rotovator de cuchilla recta para hacer una intersiembra. Uno lo establece de acuerdo a las necesidades de la planta y la disponibilidad de los nutrientes que usted quiera aportar”, precisó Bernal. El experto recordó que no solamente se deben agregar fertilizantes nitrogenados, sino que el pasto tiene requiere otros minerales como calcio, magnesio, azufre, zinc y boro. Esto determinará la calidad nutricional del forraje y, por ende, de la carne y la leche.