A lo largo de los años se ha hablado en el país y en el mundo de la necesidad de proteger el suelo y sus propiedades hídricas mediante modelos sostenibles, como los sistemas silvopastoriles. Conozca qué dicen los expertos.
El Manual 4 ‘Sistemas ambientales que proveen los Sistemas Silvopastoriles y los beneficios para la biodiversidad’ elaborado por el Proyecto Ganadería Colombiana Sostenible (GCS) explica que el impacto que ha generado la ganadería sobre las propiedades hídricas del suelo puede ser reducido con el establecimiento de sistemas silvopastoriles que además contribuyen a mejorar la producción en el predio.
El incremento de árboles en las pasturas y sistemas productivos puede ser logrado en diferentes arreglos como bancos de proteína y energía (sistemas de corte y acarreo), cercas vivas, barreras rompevientos, sistemas de control de erosión y silvopasturas en alta densidad, entre otros. (Lea: 3 condiciones fundamentales para sistemas silvopastoriles)
Desde el punto de vista de la protección del agua, el incremento de los árboles de las pasturas busca restablecer parcialmente las funciones de los bosques que previamente ocuparon las áreas de pastoreo. Es por esto que su importancia basa en que la función sea reducir el impacto de la lluvia, protegiendo y mejorando la estructura del suelo lo cual incrementa su capacidad de infiltración y retención de agua, disminuyendo así la escorrentía.
El tipo de sistema silvopastoril que debe ser implementado depende de la topografía, tipo de suelo y la presencia áreas estratégicas para la conservación de agua, suelo y biodiversidad. Es importante tener claro que un proceso de zonificación de fincas debe haber áreas donde el pastoreo deba ser evitado por lo que pueden ser usadas para la producción de forrajes y áreas de pasturas con baja y alta densidad de árboles. (Lea: ¿Cuenta con estas 5 condiciones para establecer un Sistema Silvopastoril Intensivo?)
Es de resaltar que el enfoque anteriormente mencionado implica un mejoramiento e intensificación de la producción en algunas áreas de la finca.
Los árboles asociados a los potreros contribuyen a reducir la erosión con un sistema radicular, por lo tanto la variedad de especies es muy importante pues la diferencia de longitudes y estructuras del sistema radicular ayudan a retener el suelo más efectivamente.
Además, el uso de árboles leguminosos reduce la necesidad de fertilización nitrogenada, evitando la contaminación provocada por la aplicación de nitrógeno a las pasturas.
Los bancos de proteína y energía pueden ser establecidos en zonas pendientes donde el acceso directo del ganado no es recomendado pues incrementa la erosión. La introducción de diferentes árboles forrajeros en los bancos crea agroecosistemas que se asemejen a los bosques en su función protectora del agua.
Las cercas vivas, las barreras rompevientos y los árboles en las pasturas tienen además un efecto positivo indirecto sobre el agua, pues proveen leña, madera, postes y otros productos y reducen la necesidad de talar los bosques nativos.
Mediante esta estrategia se tiene el beneficio directo del componente arbóreo en la regulación hídrica y su efecto positivo en la formación y protección del suelo. Además, las prácticas de labranza mínima para el establecimiento de las pasturas, el manejo de una carga animal adecuada de acuerdo a la pendiente, la rotación de potreros, la prevención de sobrepastoreo y el uso racional de agroquímicos contribuyen a mantener en mejor estado el suelo. (Lea: El uso del agua estructurada en la ganadería)
Finalmente, con estas prácticas, la producción ganadera contribuyen a la mejor calidad del agua en las quebradas, ríos y a regular el ciclo hidrológico a escala local.