La eficiencia alimenticia es un parámetro clave para la rentabilidad, especialmente por los costos de producción. Una mejor digestibilidad del alimento conduce a una mayor producción de leche sin balance energético negativo (BEN), que puede perjudicar la salud y fertilidad de las vacas.
Este factor es cada vez más importante debido al incremento continuo del valor de los insumos para alimentar al ganado, que reducen la rentabilidad del negocio. Así mismo, una mejor eficiencia alimenticia se correlaciona con menores emisiones de metano (CH4).
Es una medida sencilla para determinar la habilidad de las vacas para transformar los nutrientes en leche, y se obtiene al comparar los litros producidos con los kilogramos de materia seca (MS) consumida. (Lea: La ecuación de la ganadería: nutrición, manejo, sanidad y genética)
Para obtener este resultado, primero hay que conocer el consumo de MS verdadero (lo que la vaca ingiere), así como se deben medir los componentes de la ración. Luego se debe convertir a leche corregida por energía (ECM por sus siglas en inglés), analizando los porcentajes de grasa.
Por ejemplo, si una vaca o grupo de vacas registra un consumo de CMS de 25 kg y una producción promedio de 36 litros diarios, su eficiencia alimenticia (EA) no corregida equivale a 1,44. No obstante, si se tienen en cuenta los resultados en grasa, este valor puede variar.
Las diferencias en la calidad composicional de la leche influyen sobre la EA cuando consideramos la ECM. Por ejemplo, un 3,3 % de grasa corresponde a 1,39 de EA, en tanto que 3,8 % resulta 1,48 de EA. (Lea: Claves de bienestar animal para mejor conversión de forraje en carne y leche)
Los factores que afectan la eficiencia son el forraje, el estado de lactación, los requerimientos de mantenimiento, el número de lactancias y el confort de la vaca. Como lo han manifestado diversos expertos, el bienestar animal incide en gran medida en la conversión de forraje a leche o carne.
Recuerde que la rentabilidad de una finca lechera depende del mantenimiento de los niveles de nutrientes y el manejo adecuado del costo de alimentación. Si logra una nutrición óptima, las vacas elevarán su productividad y tendrán una mejor salud, logrando un ahorro en costos.
Por esto, debe ejercer controles estrictos en la producción, haciendo un seguimiento diario de las ganancias o pérdidas reales. Hay que medir cuánta comida en kg consume el animal, para ofrecer la cantidad correcta siempre. (Informe: Las fórmulas para calcular la cantidad de materia seca)
Así pues, el ganadero debe hacer esfuerzos por incrementar la carga animal y la producción individual, obteniendo mejores rendimientos en menos hectáreas, otro aspecto relativo a la eficiencia productiva.