300 productores firman acuerdo con la CAR para proteger el medio ambiente
PorCONtexto ganadero-23 de Diciembre 2024
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Por - 08 de Marzo 2019
A través de una logística sencilla, amplia cobertura y múltiples beneficios para quienes se dedican a actividades pecuarias en el país, estos recintos eran la carta de salvación para miles de hatos y cabezas de ganado expuestas a la inclemencia del clima. Los productores piden a gritos su regreso.
A través de una logística sencilla, amplia cobertura y múltiples beneficios para quienes se dedican a actividades pecuarias en el país, estos recintos eran la carta de salvación para miles de hatos y cabezas de ganado expuestas a la inclemencia del clima. Los productores piden a gritos su regreso.
El país sufre nuevamente con la inclemencia del clima. El fenómeno de El Niño anunciado desde el año anterior viene afectando seriamente al sector ganadero. La ausencia se alimento, la escasez de lluvias y las altas temperaturas han llevado a los productores a pedir que regrese una iniciativa que durante muchos años fue su salvación: las tradicionales bodegas ganaderas. (Reportaje: Bodegas ganaderas, grandes aliadas de los productores en tiempos de crisis)
Este programa –cuyo verdadero nombre es ‘Programa de Suplementación Bovina’– nació por cuenta de la crisis alimentaria ocasionada por el fenómeno de El Niño, en el primer semestre de 2010, así como por la ola invernal causada por el de La Niña, durante 2011. Por esa razón el Ministerio de Agricultura, igualmente con recursos del Fondo Nacional de Calamidades-FNC de Colombia Humanitaria, y la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán, desarrollaron el Programa de Suplementación Bovina que consistió en distribuir suplementos alimenticios a los ganaderos más afectados en las zonas donde más incidieron estos dos fenómenos climáticos.
La iniciativa tenía varios propósitos
Disminuir las pérdidas de producción tanto en la ganadería de carne como en la de leche, por la escasez de alimento durante la época de invierno.
Evitar la especulación y, a su vez, estabilizar los precios de los suplementos a nivel regional.
Inculcar al ganadero la cultura de la suplementación como alternativa para enfrentar un invierno prolongado. (Lea: Bodegas ganaderas mejoran la economía bovina en el país)
Beneficiar a los pequeños y medianos ganaderos damnificados con bajos precios en los suplementos, a través de alivios en el costo y transporte del alimento.
Unir esfuerzos con entidades regionales como: agremiaciones ganaderas, cooperativas de ganaderos, juntas de acción comunal, alcaldías municipales, las Umata y demás entidades territoriales, para el beneficio de los ganaderos damnificados.
Apoyar al gremio ganadero por medio de la institución gremial y ministerial. (Lea: 38 bodegas de alimentos ya están funcionando en el país)
En el Programa de suplementación bovina se logró transportar a las bodegas ganaderas y entregar a precios subsidiados un total de 47 mil 300 toneladas de suplementos, beneficiándose aproximadamente 39 mil 300 ganaderos del país.
Los productos entregados en el programa son: silo de maíz, semilla de algodón, Mezclagán, melaza, torta de palmiste, heno y sales mineralizadas.
Estos suplementos, que eran administrados por los comités ganaderos de cada región, se distribuían a lo largo de 41 bodegas de almacenamiento con las que contaba el programa. Allí un bulto de melaza, que en el mercado alcanza los $25 mil, podía costar apenas $15 mil 250 o un bulto de concentrado, que regularmente costaba $32 mil, se conseguía en $20 mil 550. Razón más que obvia para que miles de ganaderos vieran a estas bodegas como ‘una bendición’. (Lea: Ganaderos de la Costa y Antioquia solicitan rehabilitar bodegas de suplementos alimenticios)
Pero además del precio, que los lleva a ahorrar por lo menos un 30% en sus costos de producción, a través del manejo regulado de los productos que se venden se evita la especulación. “Si no fuera por estas bodegas y el programa que las soporta, no sé cuánto estaríamos pagando por el concentrado y la melaza, por ejemplo. No habría control y los distribuidores clandestinos aparecerían por decenas para vender suplementos de mala calidad a precios absurdos”, señaló en su momento Víctor Manuel Fajardo, presidente del Comité de Ganaderos de Boyacá, Fabegán.
Otro beneficio fundamental es la variedad. En las bodegas se comercializaban hasta 10 clases distintas de alimento para ganado, que llegaban de los recursos suministrados por el Ministerio de Agricultura y Fedegán. Esto, sumado a las sales y suplementos que los acompañan, hacían que la producción cárnica, lechera o doble propósito no se viera golpeada duramente.
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