El cerebro de las reses tiene funciones similares al del resto de mamíferos, incluido el ser humano, pero es importante conocer sus diferencias para dar un manejo adecuado al hato e identificar posibles enfermedades del sistema nervioso.
Diego Ortiz, investigador de la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria, Corpoica, explicó que el sistema nervioso central se evalúa desde el punto de vista del funcionamiento de los sentidos y los órganos.
El sistema nervioso está compuesto por neuronas que se encargan de la transmisión de impulsos eléctricos que participan en la coordinación de todos los órganos.
También están las neuronas encargadas de la neuro secreción, las cuales producen hormonas responsables del funcionamiento de otros órganos. Algunas de ellas: la oxitocina y vasopresina.
“Si se pincha con un aguja el animal en la pata, la reacción debe ser de dolor desde este órgano al cerebro. Eso quiere decir que el mensaje se dio por transmisión de impulsos”, señaló Ortiz.
Así como se enferma cualquier órgano del rumiante, el cerebro puede dejar de funcionar por la aparición de una patología. (Lea: En Colombia no se investiga sobre enfermedades degenerarativas bovinas)
“Hay enfermedades que afectan el sistema nervioso y producen efectos en cierta zona del animal”, resaltó el experto.
De esta forma, se pueden generar enfermedades tóxicas, por virus y bacterias que afectan el cerebro, entre las que están la rabia bovina, la encefalopatía espongiforme bovina, conocida como mal de vacas locas, la infección botulínica y el herpes 5.
Jairo Jaime Correa, profesor asociado de la facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Nacional de Colombia, afirmó que muchas de las enfermedades que afectan el sistema nervioso de las reses han aparecido por proteínas que sufren alteraciones en el organismo, las cuales se han acumulado en el cerebro lentamente hasta que alcanzan un volumen que genera una anomalía.
Los sentidos
El sistema nervioso también define el funcionamiento de los sentidos de los seres vivos. Por eso, el ganadero que logra identificar que los rumiantes ven y huelen diferente a los humanos, dará un trato adecuado al hato.
El cerebro de los bovinos es responsable, por ejemplo, de que no puedan ver elementos por encima de la línea de la cabeza, lo que obliga a los rumiantes a moverla para localizar objetos, factor clave para manejarlos en el corral o campo abierto.
Finalmente, las reses, por dictamen de su cerebro, utilizan el olfato para integrarse a la manada, y se acostumbran a convivir en entornos con ruido o silenciosos.