En los estudios que se han hecho en Colombia, esta especie ha demostrado tener un gran potencial en el desarrollo de sistemas silvopastoriles, SSP, en piso térmico frío, teniendo una buena adaptación y proporcionando incluso alimento al ganado.   La Acacia negra o A. decurrens es una especie de árbol perenne o arbusto nativo de las Montañas azules en Australia y que hoy en día está sembrada en casi todos los continentes. (Lea: El arboloco, un árbol que protege los pastos de las heladas)   Se adapta a zonas de clima frío por encima de 2.500 msnm, con un nivel de supervivencia del 96 % y altura de 3,21 metros a los 14 meses de edad. Ofrece un contenido de materia seca o fracción comestible entre 784 y 2.223 gramos por árbol.   Juan Carlos Gómez, coordinador técnico del proyecto de Ganadería Colombiana Sostenible, señaló que esta especie se desarrolla no solamente en bajas temperaturas sino también en ambientes secos.   “Es muy común verlo en la Sabana de Bogotá, en algunas zonas de la parte alta de Boyacá y en el departamento de Caldas”, precisó. (Blog: Valor económico y ecológico de las cercas vivas en fincas ganaderas)   El experto detalló que el tronco del árbol es intrincado y en forma de “rosca”, que crece de forma muy rápida. Por eso se le considera como una especie pionera, porque se desarrolla más rápido que otras plantas y puede cubrirlas con su sombra mientras crecen.   Para aprovechar esta característica, la Acacia negra se emplea como cerca viva. El ganadero puede sembrar las semillas junto a las estacas de madera y en pocos meses tendrá un árbol grande, en el cual puede poner el cable eléctrico o el alambre de púas.   Gómez recomendó no clavar directamente en el tronco, sino tratar de colgar el cable o colocar un armazón que evite causar daños en la planta. (Lea: Árbol de paulownia, opción ideal para predios ganaderos)   “Tiene un muy buen aporte nutricional para el ganado, por lo cual se ha utilizado en sistemas silvopastoriles o a través de cercas vivas. Algunos animales lo ramonean, aprovechando su contenido de fibra”, indicó.   En 1996, el profesor Alfonso Giraldo, de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellin, realizó un trabajo en una finca de esta ciudad donde consignó resultados importantes de la Acacia negra.   En las evaluaciones en un SSP, determinó que la A. decurrens en alta densidad aporta 16,3 % de proteína cruda, así como registró 46 % de fibra detergente neutro, FDN, y 48,5 % de fibra detergente ácido, FDA, y una digestabilidad de 47,8 %.   El académico concluyó que la especie es una alternativa en SSP por su buena tasa de crecimiento, su alta producción de leña y biomasa comestible de buena calidad. (Lea: Árboles forrajeros: columna vertebral en la ganadería)   Asimismo, la Acacia presentó buenos parámetros nutricionales y mejoró la estructura del suelo, que se manifestó en una menor compactación y mejor aireación del terreno.   Gómez aclaró que la A. decurrens tiene la desventaja de que al igual que la gran mayoría de acacias no tiene un buen enraizamiento y que después de algunos años, se puede volcar.   Aun así, sostuvo que se trata de una alternativa interesante para los ganaderos que quieren reemplazar de forma inmediata sus cercas muertas y que desean implementar SSP en climas fríos mientras que otras especies de árboles más duraderas se desarrollan con ayuda de la Acacia negra.