Más de 5,3 millones de bovinos y bufalinos alcanza el II Ciclo de Vacunación contra aftosa, en su segunda semana
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Por CONtexto ganadero - 27 de Abril 2018
Conozca cuáles son las características y las diferencias de ambos fenómenos, que resultan cuando una vaca es afectada por una enfermedad reproductiva y su cría muere en el vientre sin ser expulsada.
Según César Augusto Gómez Velásquez, médico veterinario y magíster en Ciencias Veterinarias, cuando ocurre la muerte del feto, se produce un aborto y es expulsado. De lo contrario, si su permanencia en el útero se prolonga incluso hasta los 9 meses, puede resultar en una momia.
“En el caso de la momificación fetal, se habla de una muerte por causas mecánicas, y no por una infección bacteriana de origen aeróbico, sino anaeróbico y que no producen pus ni gas”, comentó. (Lea: Lo que debe saber sobre el aparato reproductor de las vacas)
Entre las causas, hay factores mecánicos como torsión del cordón umbilical o la presencia de un mellizo, o bacterias como la Leptospira. Asimismo, de un virus, como los que producen Diarrea Viral Bovina (DVB), rinotraqueitis infecciosa bovina, o influenza.
Al momento de la muerte, ocurre una autolisis aséptica, donde el feto no resulta contaminado por ningún agente infeccioso. Entonces, todos los líquidos como el humor vítreo, el líquido amniótico y el alantoideo son absorbidos por el útero y eliminados por las vías sanguíneas de la madre, dejando a la cría totalmente deshidratada.
“A este fenómeno lo acompaña una persistencia del cuerpo lúteo del ovario que sostiene la gestación hasta el final, por lo cual la mayoría de momias se expulsan en el sexto y séptimo mes, incluso al noveno o décimo”, dijo. (Lea: ¿En qué consisten la metritis y la endometritis en vacas?)
En este sentido, el productor debe prestar mucha atención porque las muertes ocurren entre el tercero y quinto mes de preñez, por lo cual la vaca puede conservar durar hasta 6 meses con una cría muerta en el vientre, ocasionando elevadas pérdidas económicas.
El tratamiento consiste en administrar por vía intramuscular una dosis de prostaglandina F2α (alfa) para provocar la expulsión del feto, que debe ser monitoreada, porque puede que el cérvix se abra en el proceso de evacuación y el feto se contamine con bacterias que causan la maceración fetal.
A diferencia de la momia, la maceración resulta en una cría totalmente putrefacta contaminada por bacterias, que tiene secreción de pus y exudados vía vaginal y vulval. (Lea: ¿Cuál es el valor de un parto y cuánto se pierde en un aborto?)
En el caso de la primera, la vaca solamente debe ser monitoreada durante 3 días para verificar que la momia haya sido extraído por completo (bien sea de forma espontánea o manual, donde el veterinario la saca él mismo), y puede ser preñada nuevamente. En cambio, cuando hay maceración, la hembra debe ser enviada al descarte.
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