A pesar de que el rumen recibe la mayor atención dentro de los órganos de bovinos, el hígado también es esencial para estos ejemplares y en general para la producción con rumiantes. Conozca cómo funciona, cuál es su rol y cómo puede ayudar al animal a mantenerlo sano.
Como explica el profesor Juan Sebastián Barrientos de la Universidad Nacional Autónoma de México, el hígado es la glándula mayor del cuerpo, se encuentra en la mitad derecha del abdomen y representa entre un 1 % y 1,5 % del peso corporal.
El hígado está dividido en lóbulos mediante una serie de fisuras y está cubierto por una serosa externa y una capa fibrosa más profunda. (Lea: Una de cada 3 vacas de su hato puede tener el síndrome de hígado graso)
La función más aparente es la secreción de bilis, aunque es solo una de varias facetas. La bilis ayuda a la digestión y ayuda a las enzimas en su cuerpo para descomponer las grasas en ácidos grasos, que pueden introducirse en el cuerpo a través del tracto digestivo.
Es importante para el almacenamiento de almidón y glucógeno, que se sintetiza a partir de los hidratos de carbono que recibe el intestino a través de la vena porta, así como también es capaz de almacenar grasas y proteínas.
Realiza las funciones excretoras y sintetiza los productos de degradación que contienen nitrógeno, procedentes de las proteínas, y los convierte en urea y ácido úrico que se excretan a través de los riñones. Elimina las sustancias tóxicas de la corriente sanguínea, entre otras.
En rumiantes, el hígado está casi totalmente en el lado derecho del plano medio, después de rotar 90° desde su posición en el embrión en la mayoría de los mamíferos, un desplazamiento causado por el gran desarrollo del estómago en el lado izquierdo de la cavidad abdominal.
El peso medio del hígado de los bovinos es de 4,5 a 5,5 kg y consume 20% del oxígeno en el cuerpo, ligeramente mayor que la de todos los músculos esqueléticos. (Lea: Biopsia hepática en bovinos diagnostica enfermedades en el hígado)
El hígado en vacas lecheras cumple funciones como almacenamiento, producción, elaboración, envasado y distribución de los principales compuestos nutricionales incluyendo carbohidratos, grasas y proteínas.
De acuerdo con Bryan Miller, gerente técnico para rumiantes de Biomin América, la alta productividad de vacas lecheras requiere que el hígado funcione de manera muy eficiente en todo momento. (Lea: Hígado graso, mal que afecta en especial a ganado de leche)
Sin embargo, un aumento de las necesidades para manejar las toxinas puede disminuir la capacidad del hígado para satisfacer todo el resto de sus funciones. Muchas micotoxinas tienen efectos directos sobre el hígado, como la aflatoxina, que causa necrosis hepática, cirrosis y carcinoma. Otras como las ocratoxinas, fumonisinas, son perjudiciales para la función hepática y reducen la producción.
Miller indicó que el hígado puede ser asistido en su función a través de ingredientes funcionales que reducen su exposición a las toxinas, como ciertos minerales y compuestos orgánicos han mostrado su afinidad a las toxinas (específicamente las micotoxinas), uniéndose a ellas e impidiendo su absorción.
Una de los nuevas y emocionantes áreas de investigación es el uso de compuestos fitogénicos o aceites esenciales para proporcionar un nivel de protección en el hígado. Por ejemplo, la silimarina, que se extrae de cardo mariano, ha demostrado que puede reducir la inflamación y los efectos de la oxidación.
Asimismo, la espirulina, un alga azul-verde, ha demostrado que ayuda a seres humanos con la enfermedad hígado graso no-alcohólico. También ha demostrado efecto anti-inflamatorio y antioxidante en las células del hígado.