Santiago Henao Villegas, MV, M. Sc., PhD en Bioética, aseguró que existen necesidades relacionadas con las instalaciones, el ambiente y el manejo de bovinos que influyen directamente en su comportamiento y estatus mental, por lo que detalló cómo aplicar los aspectos de BA en la producción de carne vacuna.

Instalaciones y bienestar

En primer lugar, la evaluación del ambiente y las instalaciones debe hacerse analizando la ubicación, infraestructura, equipos y patologías, aspectos que deben ser controlados en cualquier ambiente productivo. (Lea en CONtexto ganadero: Bienestar animal, un factor clave en la calidad de la carne)

Hay que cerciorarse del agua (cantidad, calidad y disponibilidad), el tipo de suelo, el viento (dirección y velocidad), orientación del diseño de instalaciones, servicios disponibles, accesos y entorno (vecindario), que pueden ser factores determinantes para el bienestar.

Un buen diseño debe considerar factores sociales (interacción entre individuos de su especie o de otra), de manejo (interacción entre el animal y el manejador), ambientales (interacción del animal con el entorno) y patológicos (incidencia de enfermedades).

En términos sociales, la interacción de un individuo con otros con los cuales no hay antecedentes, se convierte en un aspecto complejo dado que la necesidad de establecer un orden jerárquico hace que surja la competencia frente a número de bebederos o comederos insuficientes.

La zona de fuga, puntos de balance y áreas ciegas son estrategias de evaluar la reactividad de las especies o razas. A la hora de movilizar animales, es clave determinar el espacio disponible, la presencia de rejillas o canales u otros objetos que generan temor en los animales.

Prácticas dolorosas y bienestar

Mantener a los animales libres de dolor, heridas o enfermedades favorece el cumplimiento de estándares zootécnicos. Existen normas de la Organización Mundial de Salud Animal (OMSA) y del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) que generan directrices de procedimientos humanitarios.

Hay múltiples estudios que demuestran como los procedimientos de castración o «descorne», sin las medidas de tranquilización, analgesia y anestesia mínimos, pueden impactar de manera negativa, desencadenando emociones negativas y estrés que afecta los resultados productivos.

Comportamiento y bienestar

El comportamiento son todo el conjunto de actividades observables que el animal efectúa al relacionarse con el medio ambiente, por lo tanto, son variables que pueden verse afectadas en condiciones adversas de bienestar animal.

Además, el comportamiento animal sirve de reflejo de aspectos relacionados con la salud y la producción, convirtiéndose en un factor determinante a la hora de establecer condiciones mínimas en el alojamiento y manejo de las poblaciones.

En términos generales se consideran dos tipos de comportamientos: el innato, o sea aquel que es heredado y permite adaptarse al medio que lo rodea; el segundo es el adquirido, el cual se logra a través del aprendizaje, que modifica al instinto.

La falta de adaptación al entorno generalmente se expresa con aumento del movimiento del animal, lo cual sugiere que al aumentar la actividad física se liberan una cantidad de endorfinas, las cuales ayudan parcial o definitivamente a disminuir la sensación de tensión y estrés.

Se debe estar muy atento a comportamientos con inactividad prolongada, hiperactividad, movimientos poco convencionales o posturas antianatómicas y excesiva reacción de alarma. (Lea en CONtexto ganadero: Bienestar animal: una cuestión ética pero también económica)

Transporte, sacrificio y bienestar

Los eslabones previos al beneficio de los animales, incluyendo el transporte, se han convertido en variables asociadas al bienestar y calidad de la carne. El proceso de embarque, transporte y desembarque deben ser realizados de la manera más armónica posible. El método de arreo convencional tiene acciones inadecuadas que influyen en el bienestar del individuo.

En la entrada de la planta de beneficio se deben establecer unas buenas condiciones de espera con tiempos óptimos para tener una mejor calidad del producto y evitar carnes pálidas suaves y exudativas (PSE) u oscuras, firmes y duras (DFD).

Es clave una adecuada inspección antemortem (antes del sacrificio) y postmortem (después del sacrificio), buscando detectar aquellos signos y síntomas asociados a enfermedades zoonóticas. (Lea en CONtexto ganadero: Bienestar animal, el mejor aliado de la producción ganadera)

La insensibilización o aturdimiento permite reducir el estrés y el dolor en la cadena de sacrificio, evitando la existencia de un sufrimiento inútil. Los métodos tradicionales de insensibilización son el choque eléctrico o electronarcosis, exposición a dióxido de carbono o el perno cautivo o pistola aturdidora.