Con la llegada de la segunda temporada de lluvias del año, aumentan los encharcamientos de potreros y la presencia de tierra húmeda en los corrales arrastrada por las pezuñas de los bovinos, lo que puede generar un ambiente ideal para la proliferación de infecciones. Generalmente, el invierno es una época bienvenida por los productores porque trae más agua y pastos para los animales, pero cuando se torna intenso, se vuelve un dolor de cabeza por el encharcamiento de los potreros. (Lea: Importancia de la descontaminación de los corrales) Cuando los bovinos empiezan a caminar sobre estos terrenos inestables, las pisadas remueven la tierra húmeda y se pegan a las pezuñas, por lo que arrastran todo el material que puede contener infecciones y provocar problemas como cojeras. César Jiménez, representante técnico y comercial de Vecol S.A., señaló que las instalaciones del predio son uno de los factores de riesgo más comunes para la aparición de cojeras. Por esta razón, recomendó prestar atención a los caminos y puntos de acceso de salas de ordeño. “Como las vacas lecheras tienen mayor movilización, están más predispuestas a sufrir de cojera. (…) En las lecherías es importante que las vacas se tengan muy bien sobre sus patas, para que puedan desplazarse al pasto y tener comida”, agregó. (Lea: Seis preguntas para mantener las pezuñas en buen estado) Por eso, es necesario identificar estos factores de riesgo, que pueden ser los caminos cubiertos de barro, para hacer una evaluación periódica y encontrar la relación entre el paso de los animales por estos senderos y la ocurrencia de enfermedades. Una vez se conocen los puntos más susceptibles a tonarse en barrizales, la acción más prudente es colocar un material duro, como piedra o cemento, teniendo en cuenta que este último es más costoso. (Lea: 5 normas de higiene para tener en cuenta en establos para bovinos) Algunos ganaderos son más recursivos, como el veterinario William González y su hijo, propietarios de la finca La Gonga en Zipaquirá, Cundinamarca, decidieron usar llantas usadas rellenas de tierra o arena, en sitios donde el recebo se hundía en la época de lluvias. Ambos diseñaron el camino y la forma de rellenar las llantas, y lo cercaron con alambrado eléctrico. Aunque las vacas se rehusaron a utilizar el camino al principio, con el tiempo se acostumbraron a pisar sobre las llantas. Las cercas eléctricas son una alternativa económica para rodear los potreros, con lo cual se logra que las vacas entre únicamente a los sitios destinados para comer y evitar que pisoteen todo el suelo. (Lea: Así se puede preparar para la segunda temporada de lluvias de 2017) Para evitar el barro en el establo, usted puede aplicar concreto con una pendiente de 6%, para que el estiércol y el lodo que traen los animales sean arrastrados por la gravedad. También puede dejar una capa de aserrín, que se revuelve con los desechos orgánicos y los seca. Si bien esta alternativa tiene inconvenientes porque el suelo es frío y puede causar problemas respiratorios o podales, usted debe prestar atención a la dieta de las vacas con el fin de proporcionar los nutrientes adecuados y prevenir este tipo de afecciones.