Jaime Elizondo expone que la mayoría de los productores hablan entre ellos del desempeño individual de sus animales y no de la rentabilidad por hectárea o por finca por año. “Siempre que los ganaderos se reúnen habla de clima, política, economía local y pesos al destete o sacrificio, pero ninguno de estos temas conduce a ganancias máximas y ciertamente tampoco a costos mínimos de producción”, afirma.

Primeramente, hay que tener claro que el productor no debe pegarse un tiro en el pie escatimando en cosas necesarias, pero muchas veces las personas consideran importante, algo que realmente no lo es.

“Los pesos al destete, la calidad de la canal e incluso la fertilidad, palidecen en comparación con el principal determinante de la productividad y rentabilidad de una finca, que es la alta carga animal”, comenta Elizondo. (Lea: Estos son los ingresos, inversiones, gastos y costos de implementar un sistema silvopastoril )

La cantidad de animales productivos que se pueden mantener por finca por año, determinará las ganancias y el costo por kilo de ternero destetado producido, siendo esto muy fácil de calcular.

Para hacerlo, Elizondo dice que se debe “dividir los gastos anuales por la cantidad de kilogramos de terneros destetados que se vende por año, cuantos más se vendan, menor será el costo de producirlos, siempre y cuando lo hagamos a costo mínimo”.

Para ser un productor de costo mínimo y no disminuir la productividad por hectárea, se debe comenzar por el primer paso que es implementar un programa de pastoreo donde se mejores la eficiencia de cosecha sin incurrir en sobre pastoreo.

El segundo es reducir o eliminar los costos de heno o ensilaje, que se logra mejor “difiriendo grandes áreas de nuestra propiedad para utilizarlas de manera total en la temporada seca o de invierno. Este sencillo paso, por sí solo, ahorrará de USD 2 a 300 por vaca por año”, describe el profesional.

El tercer paso es planificar la temporada de parto para que sea en poco tiempo y en la mejor época del año para el ganado. El cuarto paso está enfocado en que siempre que exista un desequilibrio mineral, la salud de los animales se verá perjudicada, por eso hay que monitorear el programa mineral llevando muestras a un buen laboratorio.

Luego, el quinto paso hace referencia a “si se trata de un pasto diferido alto en fibra y bajo en proteína, hay que revisar el estiércol para detectar si tienen una deficiencia de proteína en la dieta y si la tienen, habrá que dar una pequeña cantidad por cabeza de un suplemento alto en proteína para que el rumen pueda funcionar correctamente y los animales no pierdan peso”, sugiere Elizondo. (Lea: Cómo impacta el dólar los costos de producción de la ganadería)

Para el paso seis, el productor debe mantener en buena condición al ganado, principalmente mediante el manejo del pastoreo y la genética adaptada con guías de selección En el proceso siete, el productor debe aprender y poner en práctica el manejo de ganado bajo estrés.

Una vez que se dominen estos puntos, el productor estará por delante de la mayoría de los productores, por lo que, si se quiere llegar lejos, hay que invertir en conocimientos y educación de “cómo funciona la simbiosis entre el ganado, la tierra, los pastos y el productor porque la propiedad es un organismo vivo con el ganadero como la cabeza”, concluye Elizondo.
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