Así como las demás especies que integran el reino Animalia, el sistema circulatorio de los bovinos componen el corazón (el órgano principal), los vasos sanguíneos (arterias, venas y capilares) y la sangre, así como está formado por el sistema cardiovascular y el sistema linfático.
El sistema circulatorio es un sistema de bombeo continuo de circuito cerrado que lleva elementos nutritivos y oxígeno a todos los tejidos del organismo, así como lleva las hormonas desde las correspondientes glándulas endocrinas a los órganos sobre los cuales actúan.
Además del corazón, las arterias, las venas y los capilares, también lo integran vasos linfáticos y ganglios linfáticos. Todo este sistema se encarga de hacer circular la sangre de dos maneras. (Lea: Sangre bovina puede ayudar a combatir la anemia en cabras)
Existe la circulación pulmonar, venosa o “menor”, que transporta la sangre venosa desde el cuerpo donde fue utilizado el oxígeno que tenía hasta el corazón y de allí a los pulmones, donde se carga con oxígeno y descarga el dióxido de carbono.
De otro lado, la circulación general, arterial o mayor, transporta la sangre arterial y oxigenada desde el corazón al resto del cuerpo, dándole la vuelta antes de retornar al corazón. (Lea: Otros aspectos sobre el crecimiento y desarrollo del aparato digestivo de los rumiantes)
El corazón funciona como una bomba que impulsa de forma regular a la sangre, haciendo que la misma recorra todo el cuerpo a través de los vasos. La sangre que llega al corazón lo hace por las venas y la que sale de este, por las arterias.
Las funciones de este aparato son el aporte metabólico, el intercambio de gases, la recepción de anticuerpos y la regulación la temperatura. A través de la sangre, lleva los alimentos y el oxígeno a las células, y recoge desechos que se van a eliminar después por los riñones, pulmones, etc.
En cuanto al sistema linfático, se trata de un sistema de vasos paralelo al que describen venas y arterias. Sin embargo, los vasos linfáticos se unen con la circulación general a nivel de las venas cavas. (Lea: Así es la toma y preparación de sangre para diagnóstico de hemoparásitos)
La linfa circula en una sola dirección, impulsada por las contracciones de los músculos esqueléticos que comprimen los vasos linfáticos y de la contracción propia del vaso. En las intersecciones de estos, existen nódulos denominados ganglios linfáticos, que desempeñan un importante papel en los procesos de inmunidad.
Existe la circulación en áreas específicas como en el hígado, que se conoce el nombre de sistema porta hepático. El aporte de sangre al hígado proviene de dos vías: vena porta y arteria hepática. Este se encarga del transporte tanto de sustancias absorbidas en el aparato digestivo (estómago e intestinos) como de sustancias que se producen en otros órganos (ej. bazo).
En el caso de la vaca y la ubre, las venas mamarias son las encargadas de llevar los nutrientes de la sangre a la ubre. Por tanto, las venas son indicio de una buena capacidad lechera cuando: están bien destacadas y visibles sobre la ubre y el vientre; son gruesas y sinuosas.
Para producir un litro de leche deben pasar 500 L de sangre por la ubre. Cuando la vaca está produciendo 60 L de leche por día, 30.000 litros de sangre pasan a través de la glándula mamaria. Además las vacas de alta producción hoy están expuestas a grandes demandas.
La ubre también contiene el sistema linfático. Lleva los productos de desechos fuera de la ubre. Los nódulos linfáticos sirven como un filtro para destruir sustancias extrañas, también para proveer una fuente de linfocitos para prevenir infecciones.
Algunas veces, alrededor del parto de las vacas primíparas, las mismas sufren edemas, parcialmente causado por la presencia de leche en la ubre lo cual comprime los nódulos linfáticos.