Varias investigaciones revelan que la fertilización nitrogenada reduce el espesor de la pared celular de las gramíneas, las hace más susceptibles a insectos chupadores y afectan el pasto. Cipav, recomienda la fertilización órgano-mineral porque ofrece un balance de nutrientes para las gramíneas. En varias regiones de Colombia los productores están haciendo fertilizaciones excesivas que acidifican el suelo, deterioran la calidad del agua y disparan las poblaciones de insectos plaga tales como los chupadores de los pastos. Para evitar que eso suceda cada ganadero debe conocer las propiedades químicas, físicas y ojalá también las biológicas de sus suelos. (Lea: Conozca la calidad del suelo de su predio y sáquele más provecho) Según Zoraida Calle y Enrique Murgueitio del Centro de investigación en sistemas sostenibles de producción agropecuaria, Cipav, varias investigaciones han mostrado que la fertilización nitrogenada reduce el espesor de la pared celular de las gramíneas. Además, las hace más susceptibles a insectos chupadores como el chinche Collaria scenica y el lorito verde que afectan al pasto kikuyo. De acuerdo con los investigadores, el nitrógeno se volatiliza muy rápido y cerca del 30% de esta pérdida, ocurre en el momento de la aplicación. (Lea: Carta Fedegán 143) Para Calle y Murguetio una fertilización órgano-mineral ofrece un mejor balance de nutrientes para las gramíneas que la fertilización nitrogenada convencional. Los argumentos ambientales y financieros coinciden en señalar que la fertilización de la finca ganadera debe obedecer a un plan racional y debe estar basada en análisis de los suelos y los costos de la finca. (Lea: Nueva tecnología para medir los suelos y hacerlos más fértiles)