A la hora de plantear un programa de cruzamiento, sin importar los objetivos planteados o las razas que se empleen, hay que tener en cuenta un conjunto de aspectos biológicos y genéticos que deben ser respetados para garantizar la rentabilidad.
Así lo manifestó el Ing. Agr. y MsC. Fernando Lagos en la revista Oeste Ganadero, quien si bien develó estos 6 criterios con base en la ganadería argentina, se pueden aplicar también al caso colombiano.
La adaptación al medio
En clima cálido, los bovinos requieren adaptación al calor, a ectoparásitos y a pastos bajos en proteína. Esto se puede solucionar con el aporte de genética cebú. (Lea: ¿Qué decisiones debe tomar para un programa de mejoramiento genético con cruces?)
En zonas con mejores praderas, suplementación mineral y mayo control sanitario, se puede reducir el porcentaje de cebú para lograr la adaptación. En zonas templadas húmedas o semihúmedas, las razas europeas poseen un buen nivel de adaptación.
El potencial de producción incorporado
La capacidad de producción del ganado debe estar en relación con la alimentación disponible. Si se utilizan animales con requerimientos más exigentes, la producción por hectárea disminuye, al igual que la rentabilidad.
El experto reveló que una investigación norteamericana concluyó que vacas de razas británicas de tamaño medio mantenidas con una alimentación moderada destetaron más kilos de ternero por kg de comida que vacas europeas de mayor tamaño, musculatura y producción de leche.
De este modo, advirtió que vacas grandes, musculosas, con mucha leche y terneros pesados, no son garantía de mayor producción por hectárea, si la comida no es suficiente. (Lea: Estos son algunos de los sistemas de cruzamiento bovino más utilizados)
La composición corporal
La capacidad de crecer, la facilidad de terminación o la velocidad de acumulación de la grasa son heredables de padres a hijos, por lo cual es importante elegir una raza que cumpla con estas características o a los ejemplares que en su madurez hayan mostrado estas habilidades.
La terminación se puede evaluar de forma visual y con más precisión por medio del ultrasonido. La grasa se observa exteriormente sobre el cuadril, detrás de la paleta, sobre las costillas, en la parte inferior del vientre y en el pecho.
La velocidad de llegada a la madurez fisiológica
Esto se evidencia en los animales que efectúan un rápido crecimiento a edad temprana y llegan más rápidamente al peso adulto. Aquellos que poseen esta cualidad lo evidencian desde que son terneros en su aspecto corporal.
Este tipo de crecimiento está asociado a varios factores de importancia en la producción de carne, así como a una más rápida deposición de grasa porque este proceso se acentúa cuando los animales se aproximan a su madurez fisiológica o a su estado adulto.
Lagos sostuvo que las razas europeas son de maduración más rápida que las índicas, aunque el vigor híbrido de los cruzamientos entre ellas corrigen mucho esta diferencia. (Lea: 5 consejos para que la genética bovina surta el efecto esperado)
La facilidad de parto
Un hato con dificultades en partos en sus novillas primerizas puede sufrir graves problemas económicos, por lo cual es recomendable emplear razas cuyo peso de nacimiento sea bajo o moderado y que las vacas tengan la anatomía apropiada.
Por este motivo, hay que evitar el uso de toros cuyos pesos de nacimiento superen los 40 kg, así como las vacas que tengan un alto periodo de gestación. En este criterio, los ganados cebú son más adecuados porque poseen una cadera inclinada que le permite parir sin mayores problemas.
Corrección estructural y funcional
Hay que cuidar que los reproductores sean longevos, por lo cual deben tener aplomos impecables, así como aspectos funcionales como el pelaje, ubres bien insertadas, pezones medianos y prepucios cortos. (Lea: ¿Cómo optimizar la genética bovina?)