También conocida como la fiebre de la leche o paresia puerperal, la hipocalcemia es un trastorno metabólico que sufren los bovinos cuando tienen deficiencias en los niveles de calcio en la sangre. Aquí le presentamos 5 acciones para evitarla o curarla. Giovanni Pinilla, médico veterinario, ganadero y miembro de la Asociación de Ganaderos de Ubaté, aseguró que lo más importante para prevenir la hipocalcemia es restringir el suministro de calcio en vacas que están a punto de parir. “Los suplementos minerales que tengan mucho calcio se deben suspender para que la res utilice el que tiene en sus huesos, porque si no se hace así se acostumbra al suministro y cuando no tenga lo suficiente, se van a presentar los signos clínicos de la hipocalcemia”, explicó. (Lea: ¿Cómo hacer que una vaca se levante cuando está echada?) En cambio, como segunda recomendación, Pinilla aconsejó ofrecer los suplementos destinados para el período conocido como periparto, que comprende 90 días antes del alumbramiento y 30 días después. Estos alimentos están diseñados específicamente para vacas pre-parto, por lo cual contienen un bajo porcentaje de calcio que les permite aprovechar el que ya tienen en la sangre. Para esto, se deben aislar las hembras que están a punto de dar a luz, con el fin de cumplir con el régimen alimenticio. Por su parte, Gabriel Enrique Serrano Díaz, médico veterinario de La Universidad de La Salle, dijo que se debe prestar atención en ciertas edades y hacer un buen manejo del balance mineral, consultando a un especialista en nutrición. (Lea: Hipocalcemia, una enfermedad que afecta al ganado lechero) “Las vacas que son demasiado jóvenes o demasiado viejas son más susceptibles a las deficiencias de calcio. A las jóvenes les ocurre porque es la primera vez que su organismo tiene unas demandas altas de calcio al iniciar la lactancia, mientras que las más maduras no absorben por completo el calcio por vía oral”, expuso. Añadió que cuando los propietarios de ganado ofrecen sales mineralizadas a su ganado, se concentran mucho en el consumo de fósforo y olvidan el calcio, sobre todo en las vacas que tienen altas producciones de leche. En cuanto al tratamiento curativo, ambos coincidieron en que es importante el suministro de calcio por vía intravenosa aunque también debe estar acompañado de suplementos por vía subcutánea y oral. (Blog: Alerta por fiebre de la leche en las vacas) Antes de proceder a este paso, el médico veterinario de la Asociación de Ganaderos de Ubaté recomendó hacer un diagnóstico de cuál es el porcentaje de calcio que hay en la sangre, para saber cuánto debe suministrarse y detectar si también sufre de hipomagnesemia (bajo nivel de magnesio). “El calcio se debe aplicar de manera lenta, porque si se hace de forma rápida, puede generar problemas cardíacos y se han presentado accidentes donde se los ponen a chorro y le han provocado un infarto al animal”, sostuvo. (Reportaje: Cómo identificar, tratar y prevenir 7 enfermedades en vacas frescas) Normalmente, el nivel de calcio en las vacas oscila entre 8 a 12 mg/dl. Cuando está en un rango menor, se debe aplicar el mineral. Sin embargo, Pinilla aclaró que así como ha encontrado vacas que se comportan bien con niveles de 7,5 mg/dl, hay otras con 5 mg/dl que con 8 o 10 frascos de calcio y aun así no responden al tratamiento. Finalmente, el médico veterinario sugirió vigilar sobre todo a las vacas Jersey, que son más susceptibles de morir si se presenta una hipocalcemia, en tanto que las vacas Holstein pueden dar más tiempo para ser tratadas.