El aparato reproductor bovino es complejo y requiere de mucha atención, pues hay enfermedades que pueden atacar a los distintos órganos que lo componen. CONtexto ganadero presenta un recuento de 4 afecciones que pueden provocar daños en los ovarios. La eficiencia reproductiva es un factor fundamental para alcanzar la rentabilidad en las explotaciones bovinas. Para esto, se deben reconocer los problemas clínicos que pueden disminuir esta eficiencia. Alteraciones en el desarrollo: Hipoplasia ovárica La hipoplasia ovárica es una malformación de tipo congénito, que se caracteriza por la falta de un crecimiento y desarrollo adecuado de los ovarios, presentándose con un tamaño subnormal. Esto a su vez provoca una disminución o ausencia total en la producción de estrógenos y otros esteroides producidos por los ovarios. En las vacas, la hipoplasia se presenta con mayor frecuencia en animales freemartin y en ciertas razas que tienen una capa de color blanco. (Lea: Conozca todo sobre el síndrome Freemartin y la infertilidad en vacas) Se puede detectar cuando las hembras afectadas muestran anormalidad en su ciclo estral, así como subdesarrollo en su tracto reproductor. En los casos más graves, los ovarios no están presentes y, durante la palpación rectal, se encontrará un espesamiento fibroso. La anomalía afecta generalmente al ovario izquierdo, aunque en el 9 % de los casos se ha presentado en ambos a la vez. En el caso de las hembras freemartin, estas presentan ambos ovarios poco desarrollados y nunca logran tener un ciclo estral. Enfermedad quística ovárica bovina Es una de las mayores causas de problemas reproductivos en el hato lechero. Los quistes se desarrollan cuando ocurre una falla en la ovulación y los folículos aumentan de tamaño más allá del diámetro del óvulo y persisten interrumpiendo los ciclos estrales. (Lea: Los nutrientes minerales que requiere la vaca en el periparto) Existen 2 grandes tipos: foliculares y luteínicos, que se dividen en otros subtipos. Los primeros son los más frecuentes (entre el 60 y 70 % de los casos) y se originan de folículos no ovulados con ausencia de hormona LH que favorece el desarrollo del cuerpo lúteo. Los segundos también pueden darse por un trastorno en la secreción de LH. Poseen una pared más gruesa de material luteinizado y producen altas concentraciones de progesterona en sangre. Según un estudio realizado entre diciembre de 2013 y noviembre de 2014 sobre las enferemdades que más causan abortos en hatos lecheros, se encontró una alta incidencia de quistes ováricos en Boyacá. Inflamación ovárica La ooforitis se define como la inflamación del ovario. Se produce por la presencia de bacterias Salmonella, que provocan una infección en el oviducto a raíz de complicaciones en el parto. Hay 2 tipos: fibrinosa y purulenta. La primera resulta en una ausencia total del estro y se caracteriza por presentar un exudado de tipo fibrinoso con una infiltración de leucocitos en el órgano. La segunda se define como una inflamación aguda con exudado purulento que se manifiesta en forma de pequeños abscesos. En el ganado bovino, estos constituyen una secuela de los casos severos de metritis postparto. (Lea: Metritis en vacas causa daños económicos a la ganadería) Tumores Los tumores del estroma gonadal (las gónadas de las vacas son los óvulos) se dividen en tumores de la teca, de las células luteínicas y células de la granulosa, siendo este último el más común. En la vaca los tumores son normalmente benignos y hormonalmente activos, afectando a las hembras gestantes. El comportamiento reproductor varía de acuerdo al tipo de hormonas producidas por el tumor. A causa de la secreción hormonal, las hembras pueden llegar a ser infértiles o tener un comportamiento anormal similar al de los machos, por la elevación de sustancias como la testosterona y la inhibina. El diagnóstico se logra mediante una palpación rectal y una ultrasonografía. Cuando se toca el ovario, se observa que es pequeño, duro al tacto y desprovisto de actividad folicular. (Lea: 3 cuidados a tener en cuenta cuando se usan hormonas en vacas) En cualquiera de estos casos, recuerde consultar con un médico veterinario, pues al tratarse de un defecto congénito, la mayoría de las vacas requieren un tratamiento hormonal o intervención quirúrgica para solucionar estos problemas.