No ha transcurrido más de un siglo desde que la educación superior se convirtió en un derecho para las mujeres en Colombia. El Decreto 227 de 1933 le concedió a la población femenina el acceso al bachillerato y la universidad. Desde entonces, las colombianas empezaron a capacitarse en áreas como enfermería, odontología, filología, ingeniería y medicina.