El sector de la industria de restaurantes en Colombia, que aporta el 8 % de PIB –más de $30.000 millones– y 1,5 millones de empleos, ahora está preocupado por los efectos que tendría la reforma laboral si se aprueba tal como la pasó el gobierno.
Según la Cámara del sector Gastronómico de la Andi y Acodres, es totalmente errónea la afirmación que señala que los restaurantes no ofrecen una relación de trabajo formal y que, básicamente, los empleados reciben solamente propinas, en un ejercicio de precarización. Contrario a ello, este sector da oportunidad de trabajo a muchos jóvenes, donde más del 30 % son personas menores de 28 años, según datos oficiales del Dane y un 60 % de la generación de empleo se registra con personal femenino en el sector de restaurantes.
Durante el 2022 tan solo las empresas del sector de restaurantes afiliadas a la Andi ofrecieron 19.851 vacantes de las cuales el 44,4 % fueron primer empleo, convirtiéndose en actores clave para el acceso al mercado laboral de quienes no cuentan aun con experiencia. Incluso varias de estas empresas cuentan con escuelas de formación y programas de capacitación que permiten a los jóvenes crecer con enfoque profesional, lo cual es fundamental ya que un 14,8 % de quienes ingresan al sector cuentan tan solo con educación básica primaria y un 37 % con educación básica secundaria.
Así mismo, el presidente de Acodres, Guillermo Henrique Gómez París, manifestó que el 38 % de la gente que queda por fuera del mercado laboral, acude a la preparación de alimentos y bebidas para tener un ingreso. “Si la iniciativa del colombiano trabajador es precarización laboral, estamos muertos, porque la cultura que nos ha distinguido como sociedad es la cultura del trabajo”.
Añadió que esta es una actividad de supervivencia, no tiene requisitos de entrada, es decir, no se necesita estudiar necesariamente para hacer parte de la operación gastronómica; cualquier persona entra y por eso hasta es la oportunidad para personas mayores que están jubiladas o las que no alcanzaron una pensión y necesitan un trabajo.
“Si tiene ganas de trabajar, la cocina se lo permite. Ahí va aprendiendo, va madurando el negocio y va creciendo; pero en estas condiciones que está imponiendo la reforma, sobre todo cuando de entrada, el proyecto sataniza a un sector, descalificándolo de precarizador, pues es muy difícil”, dijo. (Lea: “Los domicilios no son la salvación del negocio de los restaurantes”, Arturo García)
Freno a la actividad
La Cámara de la Andi ve con preocupación la reforma laboral que cursa actualmente en el Congreso de la República, al considerar que puede afectar la capacidad de operación de los restaurantes del país. El cambio drástico en la ampliación de la jornada nocturna de 9 a 12 horas con un recargo del 35 %, más el recargo para el empleador de domingos y festivos que pasa de un 75 % a un 100 % sobre el salario ordinario, implica un incremento del 19,9 % en estos dos rubros respecto al valor de nómina actual de los afiliados a la Cámara.
Además, el cambio en los términos de los contratos de aprendizaje significaría un aumento en los costos asumidos por el empleador en un 88 %, desestimulando la contratación de este segmento poblacional.
Asegura el gremio que es urgente acelerar la creación de empleo en las ciudades para enfrentar la desaceleración económica, y este sector tiene la gran oportunidad de desarrollar un papel relevante en el apalancamiento de varios de los planes de Gobierno, convirtiéndose en un agente estratégico que gestiona y promociona acciones preferenciales en la dinámica del desarrollo social y económico del país. Sin embargo, el incremento total de los rubros que propone la reforma laboral frena la posibilidad para que los restaurantes se conviertan en los referentes de generación de empleo en condiciones de trabajo dignas, decentes, respetuosas, legales y formales que permitan cerrar la brecha social.
Por ello, la Andi solicitó que se tengan en cuenta las anteriores consideraciones y evitar así las consecuencias de los efectos contrarios de implementar una reforma que afecta la construcción de empleo en los segmentos poblacionales de mayor vulnerabilidad.
Por su parte, Acodres manifestó que con los incrementos que se tendrían por cuenta de la reforma todos los negocios de gastronomía se van tener que volver de autoservicio, porque es que no hay como pagar un mesero. “Eso es lo que va a hacer la reforma laboral, simplemente porque considera que esas fuentes de ingreso informales, donde los colombianos nos rebuscamos para salir adelante, es precarización laboral, entonces usted no trabaje ahí”. (Lea: Campesinos, hoteles y restaurantes sellan una importante alianza )
Sostuvo que de esta manera se destruyen esas oportunidades y termina el gestor del negocio, sea formal o informal, absorbiendo los procesos, mirando cómo los sustituye por mecanización, y no hay más trabajo para nadie. Se está tocando a los jóvenes, y otra fuente de oportunidades importante que genera la gastronomía que es el último empleo.
Concluyó señalando que “en un contexto de inflación, agregar costos a la brava en un sector que tiene que ser productivo y mantener los precios para no perder los clientes, no queda otro camino que despedir personal”.