Carlos Botero, ganadero de ceba y propietario de la empresa Agropecuaria Patio Rico La Ceiba en la zona del Urabá antioqueño, aseguró que el precio de venta del ganado gordo ha bajado de forma dramática desde principios de julio hasta los últimos días.
«Entre el precio que teníamos hace dos meses y el del último despacho que hicimos, la rebaja fue de $1.100. Estábamos vendiendo en $8.400 el kilo y se bajó a $7.300», aseguró. (Lea en CONtexto ganadero: Precio del ganado volvió a bajar en la primera semana de septiembre)
El empresario, que tradicionalmente le vende ganados a empresas exportadoras o grandes cadenas, manifestó con preocupación que no se avizoran negocios de exportación en septiembre, completando dos meses sin poder ofrecer sus animales para el comercio exterior.
«Lo peor de todo es que para este mes de septiembre no han podido tener posibilidades de barco. Y si uno va a Minerva, esa empresa está ofreciendo a un precio irrisorio. Yo le había vendido a $8.800 en planta, pero el ofrecimiento de ellos es de $7.400 en planta», reveló.
Botero aclaró que todos los años se baja el precio en esta época, pero anotó que a diferencia de las anteriores, en esta ocasión confluyen diversos factores que hacen más presión en los ganaderos y se resienten más sus finanzas. Estas fueron las razones a las que atribuyó la baja estrepitosa del precio:
«Lo que más afectó fue el cierre de Minerva, lo que se sumó a la falta de barcos. Tradicionalmente esta época es de cosecha y es un hecho que el ganado baja en estos días, pero la falta de exportaciones, por el tema de la caída del dólar, también nos ha afectado mucho», argumentó.
Baja del dólar y salida de Minerva, factores que contribuyeron a la caída del precio del ganado
Efectivamente, como explicó Óscar Cubillos Pedraza, jefe de la Oficina de Planeación y Estudios Económicos de Fedegán-FNG a este medio y en su columna publicada en CONtexto ganadero «¿Y el precio qué?», las dinámicas de comercio internacional han impactado el precio interno del ganado, tanto la tasa de cambio como la competencia de Brasil.
De un lado, mientras que el kg de novillo gordo del gigante sudamericano está en USD 1,70, el de Colombia está en 1,94 dólares, lo que hace que los importadores se inclinen más por los vacunos del país vecino. A esto se sumó la apreciación del peso colombiano con respecto al dólar, que pasó de $4.800 al inicio del año a alrededor de $4.000-$4.100.
«Esos 24 centavos de diferencia pesan mucho. Entonces los compradores prefieren ir a Brasil, comprar el novillo y llevarlo, ahí se explica la dinámica exportadora de bovinos este año. Pero es una situación normal, se vivió en 2017, 2018, cuando los tipos de cambio varían. El peso se ha apreciado 18 % este año, y el real brasileño se ha depreciado 6 %. Ese diferencial hace que sea más fácil para los compradores ir a Brasil, porque se encarece nuestro novillo», indicó.
Por su parte, el Observatorio de Precios y Costos Agrarios de la Zona Noroccidental del Caribe Colombiano (OPCA) reveló en el último boletín de comercio de ganado vivo que la suspensión de compras por parte de Minerva Foods, aunque de corta duración corta, puedo haber contribuido a acelerar la caída en el valor de los animales. (Lea en CONtexto ganadero: Este habría sido el impacto de la salida de Minerva Foods en el precio de ganado en Córdoba y Sucre)
De acuerdo con Botero, la caída en la demanda de ganado por parte de los compradores habituales incide directamente en el precio, pues los productores se ven obligados a malvender para responder ante sus obligaciones financieras. «Hay que vender al precio que sea porque hay que pagar la nómina», aseguró.
Frente a estas dificultades, el productor se ha mostrado resiliente, sosteniendo que hay que continuar sacando adelante la empresa y el sector. Por ahora, aunque el precio siga bajo, seguirán comercializando.
«Este año estamos vendiendo ganados que compramos a $9.000 el kilo, para vender a $7.300. ¿Qué estamos haciendo? Metiéndole kilos al ganado, porque gracias a Dios nos ha ayudado el tiempo. Estamos en eso, en mejorar la productividad porque no hay de otra y obtener más kilos para compensar la caída de los precios», remató.