Si Estados Unidos sólo nos vende leche y no nos acepta nuestra carne de bovino –ni siquiera como un tema de compensación– pues la consolidación de otros mercados como los de la península arábica, demuestra que hay que mirar hacia a dónde hay negocios de verdad, llevamos más de 10 años esperando la apertura del mercado estadounidense.
El anuncio hecho por el director del Invima, Julio César Aldana Bula, sobre la apertura del mercado de Catar para la carne colombiana, despertó una nueva ola de optimismo entre los ganaderos, pues no sólo significa un avance en el proceso de internacionalización que se viene liderando desde Fedegán y el FEP con el apoyo del Gobierno Nacional, sino el éxito de la dupla Fedegán-FNG - ICA en la campaña de vacunación contra la fiebre aftosa. (Lea: Carne bovina colombiana llega a Qatar)
Y es que la ruta trazada está demostrando sus bondades, en la que se ha puesto en primera línea, para este año, a los mercados de China, Argelia, Hong Kong, Singapur, Vietnam y Argentina.
Para 2022-2023 la agenda de internacionalización incluye los mercados de Kuwait, Baréin, Malasia, Indonesia, Canadá, Unión Europea, Filipinas y Estados Unidos. Y más allá de 2023 la admisibilidad se daría en Corea del Sur y Japón.
Catar, un jonrón
Este emirato tiene dos características importantes que lo proyectan como una buena operación comercial. Por una parte, tiene una alta capacidad adquisitiva y por otra, demanda –por su estructura económica– es un país dependiente de las compras internacionales en materia de alimentos y agroindustria.
Catar es un emirato con cerca de tres millones de habitantes y con el mayor ingreso per cápita del mundo: alrededor de USD 129.000. Tiene el mayor índice de desarrollo humano del planeta y su economía ha sido destacada como de altos ingresos, señala Augusto Beltrán Segrera, secretario técnico del FEP.
“La economía de Catar está concentrada en un desarrollo basado en la explotación de gas y de petróleo. Lo anterior en conjunción con su limitada provisión de recursos naturales, lo convierten en un país dependiente de las compras internacionales en materia de alimentos y agroindustria. Sin embargo, cuentan con una balanza comercial positiva en virtud de su importante desarrollo tanto del sector extractivo como del de servicios y el turístico”, añadió Beltrán Segrera.
Debido a su alto ingreso per cápita, los consumidores cataríes tienen una mayor disposición a pagar mejores precios por una mayor calidad de los productos, “y la carne colombiana, al desarrollar e impulsar comercialmente sus bondades, en particular de producción a base de pasturas y que la tasa arancelaria no supera el 4 %, hacen que nuestro producto cárnico tenga en este mercado un alto potencial de crecimiento”, dijo el secretario técnico del FEP.
Ello explica por qué las compras de las diferentes carnes por parte de Catar ascienden a más de USD 400 millones al año, de las cuales –señala José Félix Lafaurie–, “la carne de bovino representa algo más del 25 %, es decir 100 millones de dólares. Esto representa una importación de más de 20.000 toneladas de carne bovina”.