El Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, dentro de la investigación que realiza a la denuncia de presencia de subsidios en la producción de leche de USA y que este año ha inundado con más de 17.0000 toneladas, tomó una medida transitoria de compensación sobre la importación de leche desde USA. Se demostró entonces, que ese país si tiene subsidios a sus productores lácteos, lo que claramente genera una competencia desigual con nuestra producción y ha causado grave deterioro de las condiciones económicas de los ganaderos productores en nuestro país. Por tal razón se toma la decisión por los próximos 4 meses de subir el arancel en 4,86%; lo que si bien es cierto es una medida en la dirección correcta, por sí sola no soluciona en nada la actual crisis de los ganaderos.
Primero, porque ya llevamos años perdiendo y perdiendo dinero por la importación, y segundo, porque ya para 2024 se ha cubierto el cupo del contingente definido en el TLC y seguramente por estos 4 meses restantes no se harían mayores importaciones desde ese país y seguirán es importaciones de otros orígenes como Unión Europea y Bolivia.
Aplaudimos la medida, aunque se queda muy corta, en valor y en temporalidad. Sorprende además que, con los mismos argumentos y condiciones, hace 3 años no se haya viabilizado la solicitud de salvaguardia solicitada desde FEDEGAN; cuántos dolores de cabeza y cuántas pérdidas de los ganaderos nos hubiéramos evitado. Esperemos que esta medida —que sienta sí un precedente—, sea el preámbulo de decisiones futuras mucho más estructurales y robustas para la defensa de la producción nacional y de los ganaderos del país,
Adicionalmente esta compensación (4.86%) es equivalente a valores cercanos a $120-140 por litro y, aun así, sigue siendo para la industria muy atractivo importar leche y lactosueros desde ese país puesto que la tasa de cambio actual los favorece y los costos nacionales siguen haciendo la producción nacional poco competitiva, pese a las mejoras en productividad de nuestro hato ganadero. Los costos de pulverización nacionales terminan de agravar el cuadro pues nuestra industria láctea nacional está muy por encima de los costos de procesamiento de otros países.
Seguirá entonces el desequilibrio de bajos precios al ganadero y altos al consumidor, con la consecuente inequidad en la distribución de las utilidades para quienes, como los ganaderos, somos los que más invertimos y aportamos en la cadena de agregación de valor.
Y del uso del lactosuero, ¿qué?
Llevamos años desde el inicio las denuncias por adición de lactosueros en la leche, y ese tiempo nos sirvió para estandarizar desde el INVIMA, una prueba de laboratorio que permitiera técnicamente detectar la adición ilegal de lactosueros en la leche procesada que consumen los colombianos, creyendo que es leche entera.
La explicación económica de esta adulteración es muy fácil de encontrar. El suero cuesta 10 veces menos que la leche y es prácticamente imposible que el consumidor lo detecte. Unido a ello, la leche entera paga en la comercialización un IVA del 0% mientras que todo derivado lácteo, incluidas las bebidas lácteas a base de suero de leche tienen un IVA del 19%
Así las cosas, la tentación para quienes procesan la leche es muy grande, cuando la cadena y los canales de comercialización no cuenta con la formalidad y los controles necesarios.
Con cada noticia de algún escándalo de adición de suero, muchas veces descontextualizada, se resiente más y más el consumo de leche en el país y este decrecimiento en el que hemos perdido en menos de 3 años, cerca del 12% del consumo nacional, ha generado una sobreoferta de leche nacional que unida a la cada vez mayor importación libre de leche y lactosueros hace que para campesino ganadero nacional sean más y más difícil encontrar mercado a su producto y con precios cada vez más bajos, al punto de no cubrir los costos de producción en muchas regiones del país.
Por ello, y en apoyo a la industria formal y ética de la que tenemos muchos ejemplos, y primordialmente en defensa de los campesinos colombianos y del consumidor mismo, es necesario que el país adopte urgentemente dos de las muchas propuestas que hemos planteado de tiempo atrás para conjurar esta crisis láctea.
1- Mantener un programa de muestreo control estricto y suficiente de las autoridades sanitarias del país para detectar estas adulteraciones y sancionarlas rápida y ejemplarmente.
2- Implementar el sistema nacional de trazabilidad de lactosueros y leche importada que permita hacer control y seguimiento de estos productos y su uso por la industria láctea y de alimentos en el país. Este control, que bien puede realizarse desde la unidad de seguimiento de precios del MADR y con el acompañamiento del Consejo Nacional Lácteo, permitirá detectar usos y destinos non-sanctos de ese producto y encender banderas de alerta que complementen el sistema de muestreo y control del INVIMA.
Entendiendo que de la producción láctea depende el sustento de 340.000 familias campesinas y más aún, gran parte del empleo rural, la estabilidad de la economía campesina, el arraigo de los pequeños productores campesinos y sus herederos a sus tierras evitando la ya grave migración de la población rural hacia los centros urbanos y con la crisis social y de seguridad que vivimos en el campo, se hace indispensable que el estado tome medidas urgentes y contundentes para superar estructuralmente la crisis láctea campesina.
El tiempo apremia, múltiples soluciones hemos ya puesto sobre la mesa (El A, B, C de las propuestas de solución a la crisis lechera, paso a paso), sólo falta actuar desde el ejecutivo nacional con voluntad política y presupuesto suficiente.
Mi llamado a los colombianos es, entonces, a consumir más leche y más derivados lácteos, a las entidades del estado a tomar medidas correctivas acertadas y de manera oportuna, a la industria a reducir los precios al consumidor, a mejorar sus canales de comercialización y a promocionar más decididamente el consumo. Y a todos a cuidar lo nuestro y a nuestros ganaderos campesinos sin estigmatizarnos entre nosotros mismos.
Ricardo Arenas Ovalle: Médico Veterinario, Especialista en Finanzas y Negocios Internacionales, Especialista en Gerencia de empresas agropecuarias, Consultor agroindustrial. Experto en producción y calidad de leche.