Para nadie en el país es un secreto la difícil situación que atraviesan los productores de leche desde hace varios años. A pesar de que existen medidas tan importantes como las salvaguardias, a nadie en el Gobierno parece interesarle sugerir su aplicación. La leche llegó a ser hace pocos años uno de los elementos que más incidencia tenía en el Producto Interno Bruto bovino, llegando a representar el 45 % de dicha cifra y estando incluso por encima del café, jalonando la economía y convirtiéndose en un factor determinante de crecimiento del sector. Sin embargo, los ganaderos se han visto obligados a enfrentar una serie de situaciones que tienen a muchos de ellos al borde de la quiebra e incluso trabajando a pérdida. (Lea: “El Gobierno debe utilizar salvaguardia para proteger al sector lácteo”: Lafaurie) Entre ellas se encuentran la falta de control sobre el precio que paga la industria por el producto, los constantes incrementos en el valor de los insumos que requieren, la devaluación del peso, las variaciones de orden climático, entre otras. Sin embargo, la mayoría de productores coinciden en señalar que la que más daño les hace es la cada vez más frecuente importación de leche en polvo, algo que se utiliza en muchas ocasiones para justificar las enlechadas y que incide de manera directamente proporcional en el precio al que se les paga por el lácteo líquido que se les acopia. No son pocos los productores que por esta causa han optado por cambiar de actividad y muchos también vienen solicitando que se implementen medidas que los ayuden, pues los Tratados de Libre Comercio permitieron una apertura que desestimula la actividad y abre enormes brechas entre lo que se logra producir y el precio que por cuenta de ellos se recibe. Una de las medidas que se reclama más seguido es la implementación de las salvaguardias, que son una especie de cláusulas que es posible invocar por un país cuando se evidencian afectaciones a la producción nacional de un producto determinado, como está sucediendo con la leche. (Lea: Gobierno es culpable de no proteger a ganaderos de las ‘enlechadas’) En los acuerdos comerciales que se establecen entre los diferentes países siempre se dejan establecidos los casos en que se hace posible acudir a ellas, pero es claro que debe existir voluntad e interés para invocarlas, sin importar que se esté expuesto a sanciones en caso de que no se demuestre el daño del sector. Durante 2015, Ricardo Sánchez, presidente ejecutivo de la Unión Nacional de Asociaciones Ganaderas, Unaga, envió una carta al ministro de Agricultura Aurelio Iragorri invitándolo a considerar esta alternativa, sin que en ningún momento esto hubiera sucedido. De igual manera, desde la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán, se han hecho pronunciamientos encaminados a que se le preste atención a este tema y se prioricen las necesidades de los productores colombianos, que con justa causa emiten alarmas sobre el difícil panorama que atraviesan. El gremio cúpula ha manifestado estar dispuesto a participar en la elaboración de mecanismos que contribuyan a mejorar el sector, a diseñar propuestas que sirvan para mermar el daño de invocar las salvaguardias, que en todo caso deberá ser menor al hecho de seguir así, y aportar su experiencia; sin embargo, el Gobierno sigue ignorando el clamor de un sector que cada día le es menos cercano y al que reprende por sus posiciones frente a otros temas de interés nacional. (Lea: ¿Es hora de pensar en salvaguardias para el sector lácteo del país?) Aunque desde las instancias del Estado insisten en que acudir a esta opción no es viable por las consecuencias que ello le representaría a la Nación, lo cierto es que los ganaderos no justifican que excusándose en ello se deje de tratar. Se trata de salvar la actividad de cerca de 350 mil familias dedicadas a la producción de leche en Colombia.