El pan es un producto que a pesar de las vicisitudes y de temas como el aislamiento por cuenta de la COVID-19 sigue presente en la mesa de los colombianos.

En Colombia el 13 de julio se celebra el Día del Panadero para rendir un homenaje a esas personas que a través de su producto están en la mayoría de los hogares del país.

Un colombiano consume entre 23 y 25 kilos de pan al año, que es un nivel bajo al compararlo con otros países como México en donde se consume más de 60 kilos por persona, pero nuestro país se está abriendo a una panadería más variada y rica con el pan artesanal, cuyo consumo va en aumento. (Lea: A las vacas también les puede ofrecer pan, ponqué o cereal de maíz)

Sin embargo, la realidad que la COVID-19 ha presentado durante el año, ha modificado la forma de trabajar de los panaderos, no solo por el cambio de un modelo de atención a la mesa a un modelo de venta sin contacto, si no a su vez por los cambios en las tendencias de consumo.

A inicios de la pandemia, cerca del 40 % de panaderías cerraron sus puertas por temor y desconocimiento. Hoy alrededor de un 8 % de panaderías continúan cerradas, según cifras de la empresa Levapan.

Así mismo, la era digital en estos momentos está siendo imprescindible para los negocios, el surgimiento de emprendimientos que evolucionen la forma tradicional de vender el pan y la bioseguridad serán las principales herramientas para generar confianza y perdurabilidad en el tiempo de este sector.

Además, los productos para la repostería, panadería y pastelería casera han tenido un significativo aumento en las ventas durante la emergencia sanitaria.

Este porcentaje se basa, principalmente, por los cambios que han tenido que enfrentar los panaderos que ofrecen servicio a la mesa, los cuales han encontrado nuevas formas de venta u optar por los domicilios. (Lea: Conozca algunos de los alimentos más económicos para su ganado)

Este alimento en cada región del país tiene su especialidad, por ejemplo, en el Tolima es muy común el pan Mariquiteño de harina y manteca; en el Amazonas el Casabe de almidón de yuca; en la Orinoquía, el pan de arroz de la harina de arroz y cuajada; en el Pacífico pan de maíz, entre otros.

Si bien hoy en día la industrialización ha logrado que se masifique el pan aún quedan panaderías artesanales que tienen pan fresco a determinada hora del día y mantienen las tradiciones de las recetas.

Según Nielsen, empresa de estudios de tendencias y hábitos consumo "el pan empacado es una de las 5 categorías más importantes de la canasta de alimentos y el 58 % de las ventas son realizadas en las tiendas de barrio”.

“Uno de los principales retos del sector ha sido generar cambios que le permitan adaptarse a las nuevas realidades que vive el país y las nuevas tendencias del consumidor. Ya sea en sus procesos de producción, protocolos de bioseguridad o en la oferta que este necesita y como lo requiere. Asimismo, ha tenido que adoptar nuevos canales de ventas y digitalizarse al ritmo de la sociedad para lograr visibilidad frente al consumidor”, añadió Ana Milena Celis, Gerente de Asuntos Corporativos de la empresa de levadura. (Lea: Usted puede ofrecer galletas, pan y café a sus vacas productoras de leche)

“El pan, por ser uno de los productos que ofrece mayor practicidad y economía en los consumidores, se ha convertido en un alimento en tendencia en los hogares colombianos. Igualmente, desde Levapan nos hemos dado cuenta de que no solo este producto ha estado en auge, poco a poco se ha ido reactivando la pastelería, productos preparados a base de queso y los postres” afirmó Andrés Daza, Director de Negocio de Panadería.

Por su parte, la empresa Colmaíz indicó que “los consumidores cada vez buscan más transparencia en los productos que compran**. Desde su procesamiento hasta el empaque, buscan que el producto sea amigable con el medio ambiente, que el proceso sea artesanal, que sus materias primas sean de excelente calidad y, sobre todo, que sea un producto nutritivo, ayudando la digestión con adición de fibras, sin inflamar el colon, entre otras características.

Añade que “en muchas ocasiones, los consumidores pueden evitar comprar productos horneados, por eso las panaderías deben reinventarse, estar al tanto de las nuevas tendencias del mercado, crear productos deliciosos, nutritivos e innovadores. Reemplazar la harina de trigo por harinas de leguminosas y ancestrales como las de kamut, espelta o de nueces y frutas (almendras, coco), se ha convertido en un reto para los panaderos y pasteleros. Sin embargo, las harinas no son lo único en lo que se pueden enfocar, también hay una gran variedad de edulcorantes para reemplazar el azúcar abriendo puertas a la creatividad y a la innovación”.

Además, las tendencias de mercado muestran una predilección por las porciones pequeñas, algo así como una pieza personal que desaparezca del plato mediante un solo bocado, ya que el consumidor siente menos culpa al consumir pequeñas cantidades.

Entre los retos que tiene el sector ahora es implementar las mejores prácticas a largo plazo, que les permitan adaptarse, crecer en sus negocios y continuar suministrando este importante alimento al país.