En su reciente informe anual sobre políticas públicas en materia de agricultura, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) destacó que la mayor parte del apoyo a productores "se dio a través de medidas que perturbaron el comercio", y pide revertir esa tendencia. El informe ‘Seguimiento y Evaluación de las Políticas Agrícolas en 2018 estudia la situación del sector agrícola en los 35 países que forman parte de la OCDE, así como en otras diez economías emergentes: Brasil, China, Colombia, Costa Rica, Kazajistán, Filipinas, Rusia, Sudáfrica, Ucrania y Vietnam, para un total de 51 economías. Respecto de los países de la OCDE señala que estos destinaron una media de 285 mil millones de euros al año al sector agrícola en el periodo 2015-2017, de los que 205 mil millones (el 72%) fueron entregados como apoyo a los agricultores. "Casi dos tercios del apoyo a los productores en los países que hemos estudiado distorsionan de manera particularmente fuerte las decisiones comerciales", constató el informe presentado en Bruselas, en el que aseguró que la dependencia de estas medidas "incluso ha ido en aumento". Respecto a todo el grupo de países, en el periodo 2015 ‑ 2017 las políticas agrícolas de los 51 países incluidos en el informe señala que entregaron un total de USD 620 mil millones (EUR 556 mil millones) al año en promedio a sus sectores agrícolas. Alrededor de 78% de esta cifra, USD 484 mil millones (EUR 434 mil millones) al año, se transfirieron a productores individuales, que representan cerca de 15% de los ingresos agrícolas brutos. En el caso de Latinoamérica, el informe destacó las ayudas dirigidas a productores jóvenes (de entre 18 y 35 años) en Chile o las medidas colombianas de compensación de producción a los productores de algodón y de reestructuración de deuda a los agricultores. Los retos para cubrir la demanda futura De acuerdo con el documento, el futuro crecimiento de la demanda de alimentos diversos y de alta calidad ofrece oportunidades importantes para la agricultura. Sin embargo, el sector afronta múltiples retos para cubrir la demanda futura de manera sostenible. Algunos de estos retos son los siguientes: aumentar el crecimiento de la productividad, que en muchas economías se encuentra muy por debajo de su potencial; mejorar el desempeño ambiental del sector, incluso en el contexto de cambio climático, y optimizar la resiliencia de las familias dedicadas a la agricultura a "choques" del clima, del mercado y de otros tipo que no siempre pueden preverse. La mayoría de las políticas agrícolas en vigor no concuerdan del todo con estos objetivos, aunque algunos países han brindado apoyo durante largo tiempo de manera específica y varios otros avanzan en esta dirección. Los menores niveles de apoyo y el cambio a medidas menos distorsionadoras y, en algunos casos, mejor focalizadas, han reducido los efectos de las políticas actuales que distorsionan el comercio. En muchos casos esto ha disminuido los impactos comerciales negativos generales de las políticas agrícolas incluso más allá de las reducciones de los niveles de apoyo. Sin embargo, el avance en el interior de muchos países es aún parcial, no se comparte en todos los países y en algunos la dependencia de medidas distorsionadoras de la producción y del comercio va incluso en aumento. En el periodo 2015 ‑ 2017, casi dos tercios del apoyo a los productores en los 51 países incluidos se siguió proporcionando con medidas que distorsionan las decisiones comerciales en materia agrícola de manera particularmente fuerte. Cambiar las iniciativas de políticas públicas Es imperativo considerar, con un carácter mucho más urgente, cambiar las iniciativas de políticas públicas para atender estos retos, señala el informe. Hacerlo requiere separar claramente las medidas que brindan ayuda económica a las familias dedicadas a la agricultura que lo necesitan, de aquellas medidas que apuntalarían una mayor productividad, sostenibilidad, resiliencia y rentabilidad general de las actividades agrícolas. Focalizar la ayuda económica de transición a las familias dedicadas a la agricultura que la requieran puede aumentar la eficacia de ese apoyo y a la vez liberar recursos para la inversión pública en innovación agrícola, cuidado ambiental y resiliencia. Recomendaciones * Es necesario reducir con el paso del tiempo y en cierto momento eliminar la ayuda remanente distorsionadora de la producción y del comercio vinculada directamente con el uso de insumos ‑ producto. * Será necesario redirigir la ayuda agrícola para asegurar la disponibilidad de servicios públicos que beneficien a productores, consumidores y la sociedad en general. * Asegurar que los resultados de la inversión pública en investigación esta investigación lleguen a los productores. También es necesario alentar la colaboración en la generación y transferencia de conocimientos y el uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para mejorar el desempeño de las políticas públicas y el desempeño en productividad, sostenibilidad y resiliencia de las actividades agrícolas. * Es importante considerar recurrir a toda la gama de instrumentos económicos (entre ellos, información, educación, regulación, pagos y tributación) para alcanzar los objetivos ambientales y relacionados con el cambio climático. * Los gobiernos deberán simplificar sus políticas de gestión de riesgos al definir con claridad los límites entre los riesgos comerciales normales, los riesgos para los cuales es posible desarrollar soluciones de mercado y los riesgos catastróficos que requieren la participación pública. * Mejorar la comprensión de la situación financiera y de bienestar de las familias dedicadas a la agricultura, para así diseñar medidas eficaces de ayuda económica para esta actividad. * Por último, es fundamental recordar que las familias dedicadas a la agricultura responden a todo el conjunto de factores económicos, de mercado y de políticas públicas en juego.
Fuente: Resumen. Agricultural Policy Monitoring and Evaluation 2018 - ISBN 978-92-64-302358 © OECD 2018