A los productores de flores de Colombia les preocupa el comportamiento de la tasa de cambio, toda vez que un 95 % de lo que se obtiene es para la exportación, indicó el presidente de Asocolflores, Augusto Solano Mejía, quien manifestó que pese a ello se se sigue trabajando, innovando y trayendo nuevas variedades,
La revaluación golpea al sector porque se alcanzó a tener una tasa de cambio de $5.000 y ya se está por debajo de los $4.000, lo cual es una cifra muy baja y se debería estar alrededor de $4.500. Sin embargo, dijo, esto no es un problema exclusivo de los floricultores sino de todos los renglones exportadores. “Una tasa de cambio equilibrada ayuda, no solamente a las exportaciones, sino a la producción nacional”.
Añadió que “seguimos manteniendo la operación a esos niveles y, sobre todo, generando mucho empleo formal para mujeres cabeza de familia, principalmente, alrededor de unos 16 empleos por hectárea”.
De la producción de flores en Colombia casi toda es para la exportación, un 95 % y de ese total un 85 % tiene como destino Estados Unidos por lo que preocupa los efectos que podría tener una revisión del TLC con ese país en la venta de flores nacionales.
Hoy día Japón es el segundo mercado para las flores colombianas, también Corea ha venido creciendo, así como España y Canadá, entre otros, a los que llega esa producción. (Lea en CONtexto ganadero: Asocolflores: Ejemplo de progreso y sostenibilidad)
“La fortaleza más grande que tiene nuestro país en este rubro es la diversidad de las flores porque se tienen muchas variedades y eso ha permitido que desde acá se puedan armar los bouquets que van directamente a los supermercados de Estados Unidos”, sostuvo.
Se estima que aproximadamente el 85 % de los bouquets que se comercializan en el país norteamericano son colombianos y eso es más valor agregado, más mano de obra nacional.
Se debe tener en cuenta que, dada la logística, se generan también unos 500 millones de dólares en fletes aéreos y marítimos. Hoy el 10 % se exportar por vía marítima lo cual es un gran avance e innovación tecnológica del sector teniendo en cuenta que es un producto muy perecedero y que se tome, por ejemplo, 15 días para llegar a Inglaterra, lo haga en perfectas condiciones.
Sector preparado
Así mismo está el tema del pacto verde con la Unión Europea que es muy rígido y complicado, pero también hay que apelar a una gradualidad. El impacto en el sector floricultor estaría dado por el uso de agroquímicos y en tal sentido se está dispuesto a utilizar más biocontroladores, pero el problema es que no los hay y desarrollarlos en Colombia se llevaría mucho tiempo y el gobierno tampoco los deja importar.
El sector está muy comprometido con todo lo que es el desarrollo sostenible y prueba de ello es que por ejemplo vienen midiendo la huella de carbono de muchos cultivos desde hace más de diez años y se tienen muchos mecanismos de mitigación. (Lea en CONtexto ganadero: Asocolflores premia las mejores flores que marcarán tendencia en mercados mundiales)
No obstante, dijo, el cambio climático es algo que va a afectar porque va a exacerbar las plagas, puede generar exceso de lluvias o fenómenos como el de El Niño, de manera que “tenemos distintos elementos para tratar de mitigarlo, pero ante todo estamos comprometidos con producir unas flores sostenibles, desde todo punto de vista”.
“El principal problema nuestro es el transporte aéreo, pero ya el 10 % va por vía marítima y está apareciendo en el mundo un combustible sostenible y en la medida en que las aerolíneas empiecen a hacer uso de ese combustible, la huella de carbono por transporte aéreo se va a reducir”, afirmó.
De otra parte, indicó que una de las preocupaciones para 2024 es la tasa de cambio, aunque este año se tuvo un primer semestre aceptable, en la segunda parte del año se presentó una descolgada grande. Lo otro es la situación de la economía, aunque en el caso de Estados Unidos, que es el principal destino de exportación, va bien.
Igualmente, la reforma laboral porque ello le resta competitividad al sector ya que se está compitiendo con otros países que tienen unos costos menores. Mientras en Colombia el salario mínimo equivale a 15 dólares al día, con todos sus componentes de formalidad, en países como Kenia son tres dólares y en Etiopía un dólar, aunque no se trata de igualarse con ellos.
Eso se puede compensar con productividad, pero eso tiene un límite, aunque no es únicamente el tema de costos sino la rigidez del régimen laboral que lo vuelve inoperante y muy pesado para una actividad donde el 50 % son costos laborales.