En lo que tildó como ‘un “junio negro” para la leche’, José Félix Lafaurie, presidente ejecutivo de Fedegán, se refirió en su última columna a la caída del precio de la leche al ganadero, a la situación en el suroccidente por la salida de Alpina del Cauca y de Alquería de Nariño, y a otros aspectos que afectan la cadena productiva de la leche, pero enfatizó en que hay que entender la relación estrecha entre minifundio lechero y pobreza, entre pobreza y violencia y, por ese mismo razonamiento, de comprender la importancia de la producción lechera para la paz en muchas regiones y en estos departamentos específicamente.
Para el dirigente gremial, “se trata de entender la racionalidad de la producción empresarial, pero también de acudir a la Responsabilidad Social Empresarial y a la solidaridad como factores constructores de paz”.
Explica que la estructura de producción lechera colombiana es mayoritariamente minifundista, y, por ende, su sensibilidad frente a la violencia rural y las situaciones de crisis.
¿Cómo es la ganadería del Cauca y la de Nariño?*
La primera cuenta con 18 mil productores; y la segunda con 35 mil, que tienen en promedio 12 y 8 animales por ganadero. Si se trata de lechería, tendrían de 3 o 4 vacas en producción, las cuales deben asumir costos altos y, “además…, vivir, algo difícil cuando los precios caen o no se vende la leche”.
Por qué se van Alpina y Alquería de esa región
Lafaurie señala que “Alpina se vio forzada a suspender el acopio en Cauca por la violencia de movimientos indígenas ideologizados y por el fuego cruzado de grupos ilegales por el control territorial del narcotráfico”; Alquería, no solo por la violencia, sino por las deficientes vías terciarias -un mal nacional-, a la que se suman los sobrecostos derivados del colapso de la Panamericana, aún sin solución.
Agrega que Nariño sufre también la peor de las violencias, la del abandono y la pobreza rural, de la cual se deriva la violencia narcotraficante.
Para el dirigente gremial es, por tanto, una crisis agravada por situaciones estructurales, y la de Nariño y Cauca son la radiografía de miles de pequeños productores en todo el país.
Una problemática estructural de la cadena láctea
Lafaurie afirma que el país produce más de 7.000 millones de litros al año a partir de una lechería mayoritariamente minifundista, y que la industria formal acopia la mitad y el resto se coloca en la informalidad, lo cual le da a la industria una posición dominante, agravada por las importaciones crecientes, que lo serán aún más con dólar a la baja.
Por ello “es necesario romper esas disfunciones estructurales de la cadena, pues se trata de la supervivencia de más de 554 mil productores en todo el país”.
Las soluciones
“Además de la revisión de los TLC con Estados Unidos y la Unión Europea, algunas de las propuestas de Fedegán hoy se ventilan como soluciones: incorporación de la leche en el PAE y las compras públicas de alimentos; prohibición progresiva de la distribución de leche cruda, subsidio a productos de bajo costo para incentivar consumo en sectores vulnerables, control al precio de los insumos y vías que disminuyan el costo del acopio”.
A estas soluciones se debe impulsar la ASOCIATIVIDAD promovida desde el Estado, el crédito de verdadero fomento y la asistencia técnica, para que esos pequeños productores no queden solos frente a los mercados.
Concluye señalando que “son transformaciones que afectan positivamente la realidad rural y que son otro nombre para la paz, que se puede firmar en una mesa, pero solo se construye con decisiones de política pública y con la participación de toda la sociedad y del sector privado, como parte de la solución y no del problema”.