Los principales gremios del sector lácteo se unieron para advertirle al Gobierno Nacional, por medio de una carta dirigida a la SIC, los efectos negativos para la economía colombiana de la medida que protege a 117 productos de la UE.

El reciente Tratado de Libre Comercio, TLC, firmado el pasado agosto entre Colombia y la Unión Europea, UE, tiene un capítulo no muy conocido que está causando un gran revuelo en el sector industrial y en los productores lácteos del país.

Se trata de la entrada en vigencia de las normas que protegen la denominación de origen de los productos, las cuales evitan que otros países elaboren diferentes bienes que se consideren originarios de una región determinada. (Lea: Gobierno lanza el Sello de Denominación de Origen Protegida)

Luego de las negociaciones del acuerdo comercial, la UE le solicitó al Gobierno Nacional la protección de 117 productos de reconocimiento mundial, entre los que se hallan quesos, vinos, cervezas, jamones y conservas, entre otros. 

Para cumplir este acuerdo y las normas que presiden el tema, la Superintendencia de Industria y Comercio de Colombia, SIC, expidió las resoluciones que buscan proteger estos productos; la decisión no tendría mayor trascendencia porque estas protecciones son cada vez más comunes en el mundo.

Industrias y productores en alerta

Las medidas anunciadas generaron un llamado de alerta en la industria láctea nacional, especialmente entre los grandes productores de leche y quesos del país, así como en pequeñas fábricas artesanales las cuales tendrán que cambiar la referencia actual para poder comercializarlos.

Un claro ejemplo lo tiene Alpina, quien podrá seguir ofreciendo queso rallado pero no lo puede caracterizar como parmesano, siendo este un golpe para la compañía que lleva décadas posicionando este producto. (Lea: “Nombres genéricos de quesos no pertenecen a un país, son patrimonio mundial”: Asoleche)

El problema mayor radica en que si las compañías nacionales no hacen los ajustes necesarios, se expondrán a que los productores europeos presenten las quejas por violación a las normas de propiedad industrial y las obliguen a sacar los productos de los estantes de los almacenes de cadena.

José Luis Londoño, superintendente delegado para la Propiedad Industrial, afirma que las compañías colombianas podrán seguir comercializando sus productos, pero tendrán que hacerles modificaciones a las etiquetas y a los nombres.

“La denominación de origen de un producto, es un reconocimiento a la tradición y la reputación. La finalidad de esta es evitar que los consumidores finales sean engañados al momento de su compra”, agrega Londoño.

El problema radica en la economía

Las explicaciones de la Superintendencia no dejaron satisfechos a los productores lácteos del país, pues el revuelo que causó la decisión es tan grave para la economía del este sector, que los principales gremios se unieron para advertirle al Gobierno Nacional los efectos negativos que esto acarreará para las regiones colombianas.

La semana pasada la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia, Andi; la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán; la Federación Colombiana de Cooperativas de Productores de Leche, Fedecoleche; la Asociación Nacional de Productores de Leche, Analac; y la Asociación Colombiana de Procesadores de Leche, Asoleche; le enviaron una misiva al superintendente, Pablo Felipe Robledo, en la que afirman que no solo se afectará la industria nacional sino también los productores de leche de la sabana de Bogotá, del Eje Cafetero y la costa Atlántica que proveen a las empresas.

Las empresas que enviaron el documento, aseguran que no entienden cómo se toman esta clase de medidas en un momento en el que hay un gran malestar en el sector agropecuario. (Lea:Quesos colombianos de tipo europeo deben cambiar su nombre)

El presidente de Asoleche, Jorge Andrés Martínez, sostiene que los productores nacionales no están en contra de la denominación de origen, sino con el que las normas en Colombia excedan las que se aplican en la Unión Europea.

“En Colombia, por ejemplo, se usan nombres genéricos como el parmesano y no se utiliza el nombre y apellido del producto, por decirlo de alguna manera. Eso qué quiere decir, que no se indica que es parmesano elaborado en la región de Parma”, acotó Martínez.

Para el sector lácteo el tema es muy preocupante porque no se trata solo de cambiar las marcas y las etiquetas publicitarias, sino de entregar un mercado que ha costado décadas construir y en el que se han invertido más de $200 mil millones de pesos en equipos y posicionamiento, en los últimos años.

Los industriales colombianos no están dispuestos a darse por vencidos y continuarán con una lucha incesante para que no desaparezcan sus productos, pues estos ya están en la mente y en el paladar de millones de consumidores.