En 2022 el país recibió por las exportaciones del sector ganadero bovino USD 523,6 millones de dólares. La siguiente meta volante es alcanzar este año USD 580 millones de dólares que, si se dan las condiciones internas, se irrigarán por toda la cadena productiva; para alcanzar en el 2032 los USD 1000 millones. Esa es la dimensión del reto que se han impuesto los ganaderos, con una característica adicional y es que sea ganadería sostenible.

Ahora que se empiezan a hacer los balances empresariales y sectoriales, el de la ganadería bovina muestra que en 2022 fue la exportación de ganado en pie la que lideró las cifras, al sumar USD 310.04 millones de dólares. Son cifras que informa la Oficina de Planeación e investigaciones Económicas de Fedegán – FNG con base en Dane.

Claro siempre será mejor exportar carne por aquello del valor agregado, pero es el mercado el que manda.

Le siguió la exportación de carne y despojos, que hicieron que el país recibiera USD 192.4 millones de dólares.

El tercer gran rubro son las exportaciones de leche, las cuales permitieron un ingreso de USD 21.2 millones de dólares. En total el país recibió por las exportaciones de este sector USD 523,6 millones de dólares.

Las cantidades exportadas

En animales en pie fueron enviados al exterior 392.635 bovinos, un 60 % más sobre lo exportado en 2021. Y aquí vale la pena hacer un par de comentarios -juntos relacionados en el entorno económico internacional-.

El primero resulta de preguntarse por qué Colombia es capaz de vender esa cantidad de bovinos. La respuesta es que nuestro precio en el mercado internacional es competitivo. Si no lo fuera, ocurriría lo contrario: a Colombia llegaría una cantidad similar, vendida por países que tendrían un precio más competitivo.

El segundo comentario deriva de la inquietud -válida- de si esa exportación no es mejor hacerla en valor agregado, es decir, vender carne. Claro, el objetivo es obtener el mayor ingreso posible.

En estos dos últimos años el mercado mundial de bovinos en pie y carne se encareció por múltiples razones -no fue un fenómeno que sólo ocurrió en Colombia-. En la racionalidad económica de muchos países les era más conveniente comprar animales en vivo, dejarlos ganar peso y llevarlos a la maquila que comprar directamente la carne.

Muy seguramente ese proceso se invierta en otra temporada comercial, en donde resulte mejor comprar carne que terminar ganados y sacrificarlos. Nadie tiene certeza de lo ocurrirá, pero de lo que si hay certeza es que mientras el país no avance en competitividad como hasta ahora lo ha hecho, ocurre que nos volvemos importadores.

Cualquier medida que el gobierno o el Congreso tome para restarle competitividad al sector que vaya en el sentido de afectar la competitividad, que encarezcan nuestros productos -como claramente se observa con sendos proyectos de ley que cursan en el Congreso- debilitará a un sector pujante y el país recibirá la factura vía menor disponibilidad de esta proteína y vía costos de importación que desde luego empujará la tasa de cambio al alza.

Hechas estos comentarios vale la pena señalar que la cantidad de bovinos en pie exportador equivalen a sólo 1.2 % del hato nacional.

Países compradores da ganado en pie

Egipto en nuestro mayor comprador. Hacia ese país se enviaron 325.169 cabezas de ganado, generando una factura de USD 248 millones, que equivalen al 80% del total ingresos por ganado en pie exportado; le sigue Arabia Saudita, Jordania, Líbano e Irak.