Es urgente trabajar sistemáticamente en mejorar la cultura climática en el sector ganadero, es decir, reconocer cada vez más el clima de nuestra región y del país pero con datos, afirmó el investigador de Agrosavia, Juan Carlos Martínez.
Para el profesional, es preciso mirar si hay una estación meteorológica cerca y si tiene un histórico bien conservado para saber qué información posee y eso es algo que se recopila con el tiempo, lo que ha pasado, por ejemplo, en 30 años, solo se tiene con el transcurrir de esos 30 años. (Lea: Ganadero: aprenda a enfrentar el verano y el invierno)
Es muy importante ir mejorando esa cultura climática y hacer una ganadería climáticamente inteligente lo cual se logra aprendiendo a gestionar el riesgo climático.
Para ello lo primero es conocer la climatología de la región y segundo saber que lo que genera adaptación a ese cambio climático no depende exclusivamente de lo que haga en la finca sino en una escala más grande que se llama paisaje, determinado generalmente por una microcuenca y donde se tienen que generar resiliencias. (Lea: Cómo hacer que la ganadería sea amiga de selvas y bosques)
Hay ganaderos que piensan que si su zona es seca y le dicen que cada vez va a ser más, se siente tranquilo abriendo un nuevo pozo o jagüey, cuando eso no es la solución a su problema, sino es un remedio provisional, afirmó Martínez. Como se encuentra dentro de un ecosistema específico es posible que ese otro jagüey también se vaya a secar y no le va a servir, explicó. (Lea: 5 opciones para evitar que sus jagüeyes se sequen por el verano)
Si toda la zona no mejora esas condiciones de resiliencia frente a las altas temperaturas va a tener cada vez más presión por un recurso como el agua. Esa resiliencia se logra conservando los bosques, mejorando los nacederos, es decir, teniendo una visión de paisaje más integral. (Lea: Nacimientos de agua que se acabaron durante El Niño no se recuperaron)
Se tiene que pensar en gestionar mejor la finca pero también comprometerse con una gestión de por lo menos la vereda, en función de cómo mejorar el ciclo del agua y la calidad del suelo.
Indicó que en general los colombianos no tenemos una cultura climática que haga que en la fase seca, por ejemplo, se aproveche para limpiar los sedimentos de los canales y los acueductos y estar preparados para la época de lluvias. “Ahora cuando empiezan los aguaceros, que son más intensos, vienen los desbordamientos y las inundaciones”, dijo. (Lea: Enfrentar la crisis climática con la ganadería)
Señaló que el clima se ha tomado como algo importante que nos acompaña pero no como determinante y eso cada día es más crucial porque por efecto del cambio climático esa variabilidad nos va colocando en aprietos y ya se está viendo como cuando llueve en Bogotá y la ciudad se colapsa. Esto puede llevar a un desplazamiento, por ejemplo, de los productores, para poder realizar su actividad en las condiciones apropiadas.
“El clima noes está forzando a que lo tomemos cada vez más en serio”, concluyó.