El gremio ganadero argumenta, con base en un trabajo socializado por la UPRA y estadísticas del sector, que hay un comportamiento especulativo en la parte superior de la cadena y que es necesario profundizar los análisis de costos de la cadena de comercialización en el eslabón minorista, en donde se genera otro eslabón antes de llegar al consumidor.
En una comunicación enviada a la ministra de Agricultura y Desarrollo Rural, Cecilia López Montaño, el presidente ejecutivo de la Federación Colombina de Ganaderos (Fedegán), José Félix Lafaurie, recoge los primeros resultados de un diagnóstico ordenado por esta Cartera a la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria - UPRA para conocer la realidad de los precios de la carne bovina.
Resalta Lafaurie que la UPRA concluye “que el alza de precios de los mercados externo como interno mantiene esta tendencia desde 2019, y que no solo incluye a los animales en pie y la carne bovina, sino también a la carne de ave y a la de porcino”, es decir que no es una tendencia que ocurra exclusivamente en la cadena cárnica bovina.
“Tal situación es explicada por las variables que han ocasionado la alta inflación mundial y que van desde la recuperación económica pos-covid, la crisis logística y de contenedores, y el desajuste en la oferta de materias primas por cuenta de la situación geopolítica ocasionada por Rusia”.
Señala Lafaurie que las leves mejoras, al menos nominales, que se han registrado en la cotización de los animales en pie, sencillamente son acciones de mercado que ponen al día las tendencias internas de mediano y largo plazo frente a los precios internacionales.
En efecto, la UPRA determina en su análisis que el precio del novillo pagado al productor estuvo estancado en los años anteriores a 2020, en donde evidentemente se presentaron crisis de precios en el sector originados en la pérdida del estatus sanitario de 2018 y 2019, o el cierre del mercado venezolano en 2009 y en 2015. Con un precio para el productor que estuvo deprimido entre 2009 y 2020,
Agrega que la UPRA considera “que los márgenes en la cadena, incrementados recientemente, no parecen responder a la baja, a pesar de la disminución actual del precio del ganado gordo y la disminución en el consumo. En consecuencia, hay un comportamiento especulativo en la parte superior de la cadena”.
El impacto del eslabón minorista
Frente a este aspecto del comportamiento especulativo, el dirigente gremial indica que se requiere de un análisis más profundo, pues el diagnóstico realizado por la UPRA sólo llega hasta la comercialización mayorista, dejando de lado la parte minorista, en donde se genera otro eslabonamiento hasta llegar al consumidor final.
Evidentemente señora ministra, y como se lo he manifestado en ocasiones anteriores, el comportamiento en el precio de la carne contiene elementos de intermediación especulativos que la encarecen sin que se agregue valor. “pues cuando el precio del novillo sube también lo hace el precio de la carne al consumidor final; pero si el precio del novillo baja, como ocurre desde hace unos meses, el precio de la carne no lo hace”.
Lafaurie también se refirió a las “posiciones fundamentalistas” que acusan a las exportaciones de bovinos y de carne como la causante del alza de los precios. Indica que estas “pretenden desconocer la realidad económica internacional, así como trasladar toda la competitividad de la cadena de valor al sector primario”.
Análisis comparativo de precios de la carne
Como parte de la comunicación enviada por Fedegán al Gobierno, Lafaurie entregó a la Ministra un análisis de precios para la ciudad de Bogotá, el cual toma en consideración lo que se le remunera a un ganadero por un novillo hasta lo pagado por el consumidor final en cada corte de carne. Además, incluyó los ingresos generados en la cadena por coproductos y subproductos luego de la faena del bovino.
“Efectivamente, distinguiendo entre lo que ocurre en famas de barrio y grandes superficies, los diferenciales de precio en promedio para los diferentes cortes de carne supera el 18%, siendo más costosos en las segundas. Por supuesto podrán atribuirse allí razones de empaque, refrigeración e incluso de la misma comercialización, sin embargo, se denota que la formación de precio no es medianamente simétrica de acuerdo con el canal de venta”.
¿Cuánto le queda al ganadero y cuánto al intermediario que no genera valor?
El ejercicio de costos realizado por la Oficina de Estudios económicos y de Planeación de Fedegán muestra que el productor recibe en promedio solo el 58% del precio final cobrado a los diferentes consumidores; el 3,8% a las plantas de sacrificio y el 38% se queda en la comercialización.
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En efecto, un ganadero recibe por un novillo con peso de 510kg y listo para la faena, alrededor de $3,9 millones, pero al final de la cadena dicho novillo, su carne, subproductos y partes se habrá vendido entre $ 6,1 millones y $7,3 millones de acuerdo con el canal de comercialización.
“Es decir, el productor que es quien toma el grueso de los riesgos de producción, climáticos, sanitarios, de orden público, transporte a subasta y otros, recibe en promedio solo el 58% del precio final cobrado a los diferentes consumidores. La planta o frigorífico cobra en promedio por el costo de faenado por bovino con refrigeración $130 mil, por el desposte por bovino $70 mil, a lo que se adiciona la Cuota de Fomento Ganadero por bovino $25 mil y el impuesto por degüello por bovino $27 mil en promedio.
El 38% se queda en eslabones que no agregan el valor que dan los productores y los trasformadores.
El aporte de estas cifras de Fedegán le permitirán al gobierno el adecuado diagnóstico de la situación, así como el diseño de las políticas públicas y decisiones correspondientes para el beneficio del sector ganadero y la cadena de valor, concluye Lafaurie.
Lea el texto completo de la comunicación en este enlace