Cuando el mundo celebra una vez más el Día Internacional del Trabajo, en Colombia es preocupante la informalidad y el aumento de desempleo en el sector rural cuando apenas comienza la pandemia.
Según las más recientes cifras del Dane, en el trimestre enero - marzo del presente año se perdieron en la agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca, 158.000 empleos frente al mismo período del año pasado. (Lea: Empleo en el campo sigue de capa caída).
Diversos factores explican esta cifra. Uno de ellos –que impacta en forma importante la formalización– es el tipo de contratación en el sector agropecuario, que por lo general es por jornales o por actividad, pero carece, muchas veces, de seguridad social como salud, pensión, riesgos laborales, etcétera, aunque en algunos subsectores de la producción esto ha ido cambiando.
El panorama se agrava por factores externos como el clima, porque la sequía o las heladas hacen que se reduzca la mano de obra, como lo señala Jorge Bedoya, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), .
El dirigente gremial consideró que se debe poner sobre la mesa una reforma laboral acorde con los procesos laborales del campo, máxime que un trabajador rural puede tener varios empleadores en la misma semana e incluso en el día, pues es una labor por horas.
Un jornal diario integral rural
Una de las propuestas de la SAC es consolidar un jornal diario integral rural, con el que se busca que el empleador pague por el trabajo y le sume los aportes respectivos a salud y pensión, sin precarizar ingresos, pero garantizando esos rubros. (Lea: Salarios, empleo e inflación)
“La reforma laboral debe apuntar a acabar con la informalidad laboral que hay en Colombia y a contribuir a que el trabajador pueda ver que en el sector de la agricultura tiene el incentivo de la salud y pensión y lo escoja como una opción”, dijo Bedoya.
Comercio exterior
Otro factor que también afecta el empleo es la inestabilidad en la producción nacional inducida por el comercio exterior.
Henry Vanegas, gerente de Fenalce, señala que la falta de estímulos a la producción para algunos productos como los cereales, afecta el empleo.
Basta con mirar la reciente medida adoptada por el gobierno nacional de liberar las importaciones de maíz, sorgo, soya y torta de soya, lo cual hace que los productores de estos cereales y oleaginosas reduzcan las siembras, con el consecuente efecto en el empleo, acotó Vanegas.
“Al no disponer de canales de comercialización ni infraestructura de poscosecha (secamiento y almacenamiento) salimos a vender todos al tiempo y el desestimulo es mayor, por lo que el productor trata solo de sembrar su mínimo vital y que no tenga que generar empleo”, expresó. (Lea: Mujeres aportan un grano al trabajo rural cafetero)
Lo anterior indica que no se tiene una planeación a mediano y largo plazo para mantener sectores estables generadores de empleo formal.
Falta de relevo generacional
Otro aspecto –en el que coinciden los dos gremios– es la falta de relevo generacional en el campo y el envejecimiento de la población rural.
Los jóvenes no ven atractivo el trabajo en el campo y migran hacia las ciudades para desempeñarse en otros oficios, indicaron.
La cifra de cobertura pensional
Por su parte, la investigadora del Banco de la República, Andrea Otero Ortiz, señaló que el empleo en las zonas rurales del país es informal en su mayoría y la cobertura pensional es inferior al 15 %.
Agrega que la participación laboral femenina en trabajos por fuera de la producción doméstica, usando la medición del DANE, es muy baja comparada no solo con la de los hombres sino también con respecto a la de las mujeres ubicadas en las cabeceras. Además, la tasa de desempleo femenina es más alta en las zonas rurales que en las cabeceras, a pesar de la baja participación femenina.
Al referirse a la población infantil, expone que una proporción significativa de niños y adolescentes, trabajan de manera ilegal –a la luz del Código de Infancia y Adolescencia–, o no asisten al colegio por estar trabajando, pese a que el mercado laboral infantil ha disminuido en los últimos años. (Lea: La FAO busca erradicar el trabajo infantil en el sector ganadero).
El crecimiento del sector no le permite crear trabajo
Finalmente, Fedesarrollo advierte que “el reto más importante para este año se encuentra en el sector agropecuario, que mantendría una baja tasa de crecimiento en 2020 (2,3 % vs. 2 % en 2019)”.
La entidad de estudios económicos plantea que ese crecimiento “no es suficiente para dinamizar la creación de puestos de trabajo en el sector rural”.
Así que en la celebración del Día del Trabajo pone sobre el tapete una discusión que ha sido aplazada por muchos años y que en esta oportunidad resulta esencial de cara a los retos de mantener la oferta de alimentos en tiempos de crisis sanitaria y pospandemia.