El empleo rural sostiene a una de cada cinco personas que trabajan en las zonas rurales de América Latina y el Caribe, donde habitan 123 millones de personas, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Sin embargo y de acuerdo con la Cepal, se estima que las tasas de pobreza son entre 2 y 3 veces mayores en zonas rurales que en las urbanas. A esto se suma que, en época de pandemia, las mujeres, los trabajadores jóvenes y los trabajadores rurales, sufrieron caídas en el empleo, resultando seriamente afectadas.

Muchos actores de carácter oficial, como gobiernos y entidades locales, así como cooperantes y la empresa privada, están desarrollando alianzas, buscando ofrecer soluciones a estas problemáticas. Este es el caso de la organización internacional Solidaridad Network y la multinacional Bayer, quienes lanzaron Red Emprende Rural.

Esta iniciativa tiene como objetivo contribuir a cerrar las brechas de emprendimiento, tanto en jóvenes como en mujeres rurales para mejorar las habilidades y competencias de aquellos que ven en el emprendimiento rural un camino para alcanzar su sostenibilidad económica, pero también para contribuir a aumentar los ingresos de sus hogares.

Son cerca de 500 participantes los que se verán beneficiados con esta iniciativa, que se desarrollará de forma paralela en Colombia y Costa Rica. Los participantes colombianos están ubicados en la zona centro del departamento de Boyacá; en tanto que, en el país centroamericano, la Red trabajará con mujeres ubicadas en los cantones de Cañas y Abangares, pertenecientes a la provincia de Guanacaste, y en el cantón de Miramar, de la provincia de Puntarenas. (Lea: Ganadería Integral BBB, modelo de emprendimiento con apoyo del Fondo Emprender)

Pese a que ambos grupos vienen de procesos y realidades distintas, pues los primeros se dedican a la producción de leche, y las mujeres costarricenses trabajaron el año pasado temas de seguridad alimentaria y huertas caseras, a ambas comunidades las conecta la oportunidad de llevar sus unidades productivas a un emprendimiento y generar desarrollo social y económico en estos países.

Se ha demostrado que la brecha de género representa un costo real para la sociedad en términos de producción agrícola, seguridad alimentaria y crecimiento económico, pues si las productoras agrícolas tuvieran las mismas condiciones que los hombres, sería posible alimentar a 150 millones de personas más en el mundo, según la FAO. Es por esto que Red Emprende Rural contempla dos grandes bloques temáticos que giran alrededor del emprendimiento y que fortalecen su oferta programática: el liderazgo y la asociatividad.

Los desafíos que supone emprender no son pocos, de allí la importancia de promover el liderazgo y trabajar la resiliencia, pues sin ellos, es poco probable que las apuestas productivas perduren en el tiempo. La asociatividad, desde un enfoque solidario, es otro de los puntos fuertes que tiene esta propuesta, ya que busca promover el fortalecimiento de esquemas asociativos como un mecanismo de cooperación que sirve para potenciar las ideas de negocio.

En el ámbito rural, la asociatividad ha demostrado ser una alternativa viable para generar beneficios, gracias a que reduce costos, incrementa la capacidad de producción y favorece la capacidad de negociación, entre otros.

Las temáticas propias del emprendimiento, como el modelo de negocio “Canvas” y la propuesta de valor, así como los hábitos empresariales, serán parte de los contenidos que tienen el propósito de mejorar y profesionalizar el perfil de los emprendedores. (Lea: En Cundinamarca, ganaderos le apuestan a la reactivación y el emprendimiento)

Como parte del proceso de acompañamiento, la Red contempla espacios de aprendizaje flexibles, con guías y material que los participantes podrán desarrollar desde casa, que se complementa con asesorías y talleres presenciales.

La Red tiene como objetivo desarrollar los contenidos programáticos en 2023 a través de talleres, la implementación de herramientas educativas innovadoras y el acompañamiento personalizado para algunos emprendimientos e iniciativas productivas que tengan potencial de crecimiento. Este último, se traducirá en asesoría especializada y a la medida, en aspectos técnicos, comerciales, financieros u otros, dependiendo de la dinámica empresarial y el entorno económico en el que se desenvuelva la iniciativa.